Arturo Amador, Coordinador Laico de la Comisión Diocesana para la Pastoral de la Comunicaciones Sociales, de la Arquidiócesis de Chihuahua, reconoció que, que la marcha del 8M es importante para poder mostrar que hay injusticias que se siguen quedando impunes.
Sin embargo, socialmente puede llegar a “erosionar” nuestro sentido de urgencia si no actuamos desde mecanismos que al propio gobierno lo obliguen a actuar.
“Efectivamente es una situación muy grave, por dos temas en lo particular: la ira solamente desatará más ira. La dama puede tener enojo contra algunas personas de la iglesia, y es necesario que se atiendan esas situaciones. El problema es que no hay disposición para el diálogo. La Iglesia promueve todos los espacios en los que se pueda realizar un diálogo entre pares, para buscar el bien mayor para todos. Aquí no había opción a dialogar, solamente la intención de sacar el dolor que tenía esa persona en su interior”.
“Y en segundo lugar, tanto Palacio de Gobierno como Catedral son monumentos históricos de la ciudad. Por gracia de Dios, Catedral estaba protegida”.
Lo anterior ante el cuestionamiento del arribo de una mujer y su hijo a agredir a unos feligreses, ayer.
Es cierto que estamos viendo que las acciones de vandalismo se están dando más allá de solamente dar un mensaje. Sin embargo, si somos coherentes con todo lo que se está expresando en las marchas ciudadanas, todas las personas que provocan daños a otros deberían estar diciendo: “yo fui y acepto toda la culpa de mis acciones”. Ahí está la madurez de la que todos estamos necesitando y solicitando, refiere.
“Sin embargo, lo decía Denise Dresser en el libro “El país de Uno”: Tenemos muy marcada la “fracasonomía”, este sentimiento de pesimismo persistente ante una realidad que parece inamovible.
Es una realidad muy sensible de la sociedad, pero nadie quiere aceptarla porque implica que hemos dejado nuestras decisiones solamente a un grupo pequeño de políticos y que queremos que nuestros problemas los resuelvan otros, refiere.
Y siempre estará la propuesta de Cristo de poner la otra mejilla ante las situaciones de dolor que el hermano nos expresa; a partir de ahí… habrá que construir comunidad nuevamente, finalizó.