Cuatro goles de Castellanos hacen que el Madrid ya solo piense en Champions League
Real Madrid se desplomó en Girona, desconectándose definitivamente de La Liga. Tiraron del enchufe los centrales, especialmente Militao, el hombre que vio de cerca todos los goles del Taty Castellanos y no hizo nada por evitarlos. El delantero mendocino consiguió un registro de otra época, un póquer liguero inapelable, culminación del plan trazado por Míchel en el bando gironí. Superó a un rival que dimitió en una segunda parte sonrojante, bochornosa, y selló la permanencia con una victoria que traspasa fronteras.
A ver cómo les explico que el el Madrid entró bien al partido, jugando bien la pelota, obligando a intervenir a Gazzaniga tres veces en cinco minutos. Antes, Juanpe había sacado un taconazo de Rodrygo que iba a gol. Parecía conectado, en modo Cádiz, y sin embargo se plantó en media hora con 2-0 abajo. Se puede explicar por el acierto descomunal del Girona, que embocó los dos primeros tiros, en una muestra de que tiene la kryptonita para desactivar al conjunto blanco.
Lo hizo en el Bernbéu, y lo repitió a lo grande en su estadio, en una victoria memorable. Poco pudo hacer Lunin, mucho más Miitao, espantoso en la marca y al medir en la carrera a Castellanos. El primero vino de un buen centro de Miguel Gutiérrez al ariete, absolutamente solo. El segundo, de un pelotazo a seguir que cuerpeó el delantero para provocar el error monumental del central brasileño. No estará en la ida de Champions. Con este Militao, Halland haría fortuna.
El desastre defensivo fue equivalente al arbitral. Iglesias Villanueva, desacertadísimo. No vio faltas y manos clamorosas, consintiendo algunas entradas duras, como una inicial de Arnau a Vinicius. El brasileño exagera, saca de quicio a propios y extraños, y le pegan. Como en la jugada previa al 1-0, cuando tiró una lambretta y le interceptó Arnau. Modric, Ancelotti, Chendo… Las protestas de gente tranquila se acumularon a un colegiado superado, incapaz de poner límites. Vinicius no debe reaccionar como lo hace, tocándose el escudo o riendo a la grada. Tampoco es justo que le empujen, le golpeen en el suelo con un pelotazo y se lleve amarilla por protestar la acción. Y eso es tarea del juez.
