En este lugar de la Ciudad de México se venden desde credenciales para votar hasta pasaportes falsificados.
Los falsificadores de la Plaza Santo Domingo, en la Ciudad de México, con la ayuda de la tecnología, lograron falsificar documentos oficiales de una forma muy similar a los originales.
Por dos mil pesos, cualquier persona puede cambiar su identidad con una INE falsa. En menos de una hora, un falsificador puede imprimir una credencial para votar, que a simple vista hace presumir que cumple con todos los elementos de seguridad.
Gracias a los programas de diseño y las impresoras de última generación, los falsificadores lograron violar uno de los elementos de seguridad más complejos de alterar: la tinta UV, que sólo se puede percibir con la ayuda de una lámpara de luz negra, y que deja al descubierto una serie de detalles que resultan imperceptibles al ojo humano, como marcas de agua.
La credencial para votar cuenta con 16 elementos de seguridad, 15 de los cuales están presentes en la versión apócrifa.
De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral, la INE original, por la parte frontal, tiene micro texto, impresión arcoíris, elemento táctil, foto fantasma, diseño en relieve, elemento ovd, diseño guilloche, tinta UV, patrón debilitado y tinta ovi; y por la parte trasera, impresión arcoíris, micro texto y tinta UV.
La identificación original y la falsa tienen el mismo tamaño, la misma tipografía de letra, el mapa de México impreso en medio del documento, y en la parte inferior del lado derecho, las dos cuentan con el holograma, así como la clave de elector, la CURP, el año de registro, vigencia, emisión, el código QR, la firma y huella del titular de la credencial.
El documento apócrifo cuenta con todos estos detalles que son similares a los del documento original, esto dificulta que cualquier persona a simple vista pueda detectar las anomalías que tiene el documento comprado en el mercado negro.
Esta credencial obviamente no está registrada en el padrón electoral, sin embargo, puede ser utilizada por un delincuente para escapar de la justicia, abordando un avión o un camión, porque no se verifica la veracidad del documento.
Adquirir una credencial pirata del INE resulta relativamente fácil, sólo es cuestión de interceptar a un falsificador y hacerle el pedido; el vendedor pide la cantidad de 200 pesos para cerrar el trato, después toma la fotografía de la persona en la pared blanca de los portales, y pide que escriban en una hoja blanca la firma que aparecerá en el documento.
Antes de imprimir la credencial, el falsificador envía al cliente por Whatsapp un borrador, para verificar que el nombre y la dirección estén correctos.