El horror comenzó el sábado 7 de octubre y un mes después todavía continúa.
Aquel día, el grupo islamista Hamás lanzó un ataque sin precedentes contra Israel, matando a unas 1.400 personas y secuestrando a más de 200, de acuerdo con las autoridades israelíes.
Desde entonces, los continuos bombardeos y una reciente invasión terrestre de Israel han matado a más de 10.000 palestinos en Gaza, según las autoridades de la Franja controlada por Hamás, y han causado un daño devastador sobre su infraestructura.
Distintas oficinas de la ONU y otras organizaciones internacionales han abogado por un cese el fuego o, al menos, una pausa humanitaria, opción que el gobierno de Israel ha condicionado a que sirva para la liberación de los más de 200 rehenes secuestrados por Hamás.
El gobierno de Benjamin Netanyahu, además, se ha puesto como objetivo la eliminación de las capacidades militares y de gobierno de Hamás, para garantizarse que no pueda repetir un ataque como el del 7 de octubre.