En su primer debate desde que estalló la guerra entre Israel y Hamás, los precandidatos republicanos a la presidencia declararon todos su apoyo a Israel el miércoles, pero discreparon en cuanto a China y Ucrania mientras enfrentan una creciente presión por dar alcance en las preferencias a Donald Trump, quien nuevamente se ausentó del evento.
Los protagonistas fueron Ron DeSantis y Nikki Haley, quien le ha presentado competencia al segundo puesto de DeSantis en algunos sondeos nacionales. Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y embajadora ante Naciones Unidas, declarĂł que pondrĂa fin a las relaciones comerciales con China “hasta que dejen de asesinar a los estadounidenses con fentanilo algo que Ron aĂşn no dice que hará”.
En respuesta, el gobernador de Florida dijo que Haley “acogió” la inversión china en su estado, en referencia a acuerdos de desarrollo económico e inmobiliario. Haley posteriormente acusó a DeSantis de eliminar sitios web oficiales para ocultar que Florida se ha promovido como una puerta abierta para los negocios chinos.
Los cinco aspirantes presentes enfrentan una nueva urgencia de recortar los márgenes de ventaja que Trump les lleva en las encuestas, en un momento en que las asambleas partidarias de Iowa se encuentran a sĂłlo dos meses de distancia. Muchos de los aspirantes se han atacado entre sĂ, con la esperanza de destacarse como una alternativa viable al expresidente.
Han estado haciendo Ă©nfasis en sus diferencias en polĂtica exterior, pero tambiĂ©n desplumando a Trump por sus crĂticas al primer ministro israelĂ Benjamin Netanyahu tras los ataques de Hamás, y por sus afirmaciones de que un grupo que atacĂł a Israel fue “muy inteligente”.
Trump fue el tema de la primera pregunta del debate, cuando los moderadores pidieron a cada uno de los candidatos que explicara por qué ellos eran la persona indicada para derrotar al expresidente.
“Les debe aparecer en este escenario y explicar por quĂ© deberĂa recibir otra oportunidad”, declarĂł DeSantis.