Samuel García Sepúlveda retomó su cargo como gobernador de Nuevo León en la madrugada, y su salida del Palacio de Gobierno estuvo marcada por un evidente enojo.
Sin hacer declaraciones a los reporteros que lo aguardaban afuera, García se abrió paso entre ellos visiblemente furioso. Su semblante serio y la falta de palabras destacaron su descontento. Al abrir la puerta de su camioneta para retirarse, ni él ni su equipo de seguridad mostraron consideración, empujando a aquellos presentes.
Posteriormente, subió a la camioneta sin esperar que la zona se despejara, arrancando de inmediato y alejándose del lugar. Este incidente deja interrogantes sobre el motivo de su reasunción y la intensidad de las emociones vinculadas a este repentino regreso al cargo.