Luego de dos días de cierre, el Gobierno de Estados Unidos ordenó la reapertura de los cruces fronterizos ferroviarios de Eagle Pass y El Paso, Texas, que fueron cerrados el domingo 18 de diciembre como medida para mitigar el aumento del flujo migratorio.
La decisión fue celebrada por el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), José Abugaber, quien reconoció el trabajo y las gestiones del Gobierno Federal, así como de empresarios y legisladores estadounidenses que desde un principio se manifestaron en contra de esta medida.
En un comunicado, la Concamin también expresó su preocupación por las pérdidas económicas que generó el cierre de los cruces, que se estimaron en aproximadamente 200 millones de dólares.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos informó que el cierre de los cruces se realizó para permitir que los agentes aduaneros apoyaran a los atareados agentes de la Patrulla Fronteriza que necesitan detener a los migrantes.
La CBP reportó que hasta 10 mil personas entraron ilegalmente en el país cada día de este mes a través de su frontera suroeste.
El cierre de las vías ferroviarias generó críticas de transportistas y políticos, quienes señalaron que la medida afectaría a la economía de ambos países.
La Asociación Nacional de Cereales y Alimentos para Animales (NGFA) y la Asociación Norteamericana de Exportación de Cereales (NAEGA) temen que el estancamiento de los envíos de cereales y semillas oleaginosas repercuta en sus clientes de México, uno de los mercados de exportación más importantes para estos grupos.
Los camiones son una alternativa potencial a los trenes, aunque transportar mercancías a esos volúmenes por carretera sería logísticamente problemático.
Union Pacific dijo que, en las últimas cinco semanas, sólo encontró a cinco migrantes que estaban intentando entrar a Estados Unidos ilegalmente a bordo de sus trenes.
El cierre de los cruces fronterizos ferroviarios entre México y Estados Unidos fue una medida polémica que generó pérdidas económicas para ambos países. La reapertura de los cruces es un alivio para el sector empresarial, pero la situación migratoria en la frontera sigue siendo un desafío.