Sigamos Haciendo Historia enfrenta las diferencias internas y la decisión del PVEM de abrir espacios a expriistas criticados
Aunque los estatutos de Morena prohíben la existencia de grupos políticos en su interior, en los hechos, los grupos internos inciden en decisiones del oficialismo rumbo a las elecciones de este 2024, no sólo para imponer candidatos, sino para cerrarles el paso a otros o elevar el costo a los chapulines que este año pretenden encontrar en el morenismo la llave para continuar en los círculos de poder.
Confiado en su hegemonía electoral, que lo hace prever un “carro completo” en las elecciones de este 2024, el oficialismo, agrupado para los comicios como la coalición Sigamos Haciendo Historia, lidia con las diferencias que registran sus grupos políticos en el interior de Morena, pero también por la decisión de su aliado, Partido Verde, de abrir espacios a expriistas que fueron criticados históricamente por los radicales de Morena.
La dirigencia nacional de Morena ha avanzado en una dinámica en la que considera que todos los respaldos son positivos, pero eso no lo comparten sus militantes, sobre todo quienes se identifican como “los puros”, de acuerdo con las declaraciones públicas de sus integrantes.
Los “puros” adquirieron mayor poder a partir del segundo semestre del 2023, cuando lograron imponer a su abanderada, Clara Brugada, sobre las preferencias innegables en favor de Omar García Harfuch para conservar el poder en la Ciudad de México, y ganaron para ellos una ministra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en la persona de Lenia Batres, según el análisis de los propios morenistas identificados con la llamada ala moderada.
El 13 de noviembre pasado, Excélsior reveló que Morena tiene confianza en que ganará holgadamente las elecciones de 2024, incluso en los estados dominados por la oposición, como Guanajuato, Jalisco y Yucatán, porque las encuestas le indican que su ventaja es de hasta dos dígitos sobre la oposición, aunque también muestran el descenso político de sus aliados del Verde y del PT, que los coloca al filo de perder el registro.
Las encuestadoras contratadas por Morena para definir a sus aspirantes a candidatos al gobierno en nueve entidades federativas le entregaron estadísticas en las que le garantizan que la población votará por Morena, pero también dejan ver que sus aliados políticos están tan abajo en las preferencias electorales que es altamente probable que pierdan el registro en esas entidades.
Por ejemplo, en el estado de Chiapas, que fue ganado por el Partido Verde en 2012, cuando era aliado del PRI, y que en 2018 fue ganado por Morena, pero en 2021 el Verde logró 35 presidencias municipales, mientras Morena se quedó con 25, en las encuestas de ese instituto político se observa que sólo 2% tiene interés en votar por el Verde, mientras que por el PT sólo 1%; una cifra inferior a la del PRI, que según las encuestas morenistas tiene una intención de voto de 3% en esa entidad federativa.
Aunque públicamente Mario Delgado, presidente nacional de Morena, niega que existan diferencias en el partido, la definición de candidaturas a los puestos de elección que se disputan en este 2024 muestran esas diferencias, como en el Senado, donde tres mujeres morenistas se pasaron al PRI: Lucía Meza, Cecilia Sánchez y Claudia Balderas, luego de ser excluidas como candidatas.
En Cámara de Diputados renunciaron Olga Zulema Adams y Adela Ramos porque las diferencias internas las llevaron a sumarse a la oposición; al menos 23 liderazgos vecinales en la alcaldía Miguel Hidalgo saltaron al PAN desde Morena y las heridas que dejó la contienda interna por la Presidencia de la República aún no sana las heridas que dejó entre los morenistas que apoyaron a Claudia Sheinbaum y los seguidores de Marcelo Ebrard.