Chile ha anunciado la construcción de su segunda cárcel de alta seguridad como parte de una nueva estrategia contra el crimen organizado, tras una ola de violencia que dejó 16 muertos en Santiago desde el fin de semana.
El presidente Gabriel Boric informó que el nuevo recinto de alta y máxima seguridad costará casi 100 millones de dólares y albergará a 500 reclusos en la Región Metropolitana de Santiago. La vigilancia estará a cargo de una fuerza especializada de gendarmes.
El gobierno enviará un proyecto al Congreso para acelerar la construcción del penal. Boric enfatizó que no permitirá que el crimen organizado tome control de las cárceles en Chile, a diferencia de lo sucedido en otros países. Sin embargo, aclaró que no seguirá el modelo de El Salvador, donde los presos están recluidos en una megacárcel bajo estricta vigilancia militar y policial.
El incremento de delitos violentos en Chile ha provocado que la inseguridad sea la principal preocupación de los ciudadanos. Boric endureció la política anticrimen tras una serie de homicidios en Santiago. En un tiroteo reciente, murieron cinco personas y seis resultaron heridas en una fiesta en las afueras de la capital.
El gobierno también planea reforzar el aparato estatal de inteligencia y reasignar efectivos policiales a tareas de vigilancia. Un contingente de 500 policías recién egresados será destinado a Santiago. Aunque el año pasado los homicidios disminuyeron un 6%, entre 2014 y 2023 aumentaron un 60% en Chile.
Parlamentarios piden que se decrete el estado de sitio en la Región Metropolitana para permitir la intervención militar en las calles. La ministra del Interior y Seguridad, Carolina Tohá, rechazó esta opción, pero no descartó la participación de militares.
