Rusia ha tomado una drástica decisión al prohibir las adopciones de países que aceptan el cambio de sexo.
Esta nueva política, anunciada por el gobierno, refleja la postura conservadora del país sobre cuestiones de género y familia. Los funcionarios rusos han declarado que esta medida es parte de un esfuerzo por proteger la familia tradicional y sus valores culturales.
Como resultado, muchas parejas interesadas en la adopción internacional podrían verse afectadas, creando una controversia significativa en el ámbito de los derechos humanos y la adopción.