Un reciente informe ha revelado que la Reina Isabel II sufría de cáncer de huesos durante sus últimos meses de vida.
La monarca británica estaba consciente de que su estado de salud era crítico y que su muerte era inminente.
Estos detalles sobre su batalla con la enfermedad arrojan una nueva luz sobre sus últimos días, aunque la familia real había mantenido en privado muchos aspectos de su condición.