Donald Trump anunció su intención de enviar hasta 30 mil migrantes en situación irregular a la prisión militar de Guantánamo, en Cuba, un sitio históricamente reservado para sospechosos de terrorismo. La propuesta ha sido calificada como un “acto de brutalidad” por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y ha desatado una nueva ola de críticas en el ámbito internacional.
Guantánamo, inaugurada en 2002 por la administración de George W. Bush, ha sido señalada durante años por sus condiciones extremas, el uso de tortura y la falta de garantías legales para los detenidos. A pesar de las promesas de cierre por parte de expresidentes como Barack Obama y Joe Biden, la prisión sigue operativa y actualmente solo alberga a 15 reclusos.
Según documentos filtrados por The New York Times, la base ha sido utilizada por décadas para detener migrantes interceptados en el mar, aunque en condiciones separadas de los sospechosos de terrorismo. Organizaciones de derechos humanos han denunciado la insalubridad del lugar, la vigilancia extrema y el trato degradante hacia los internos.
Trump justifica la medida asegurando que algunos migrantes son “tan peligrosos” que no confía en que sus países de origen los retengan. Su anuncio ha generado fuerte rechazo, ya que convertir a Guantánamo en un centro de detención masiva de migrantes elevaría aún más la controversia en torno a la prisión más infame de Estados Unidos.