Donald Trump anunció que firmará un decreto para que la prisión militar de Guantánamo, históricamente utilizada para sospechosos de terrorismo, se prepare para recibir hasta 30 mil migrantes en situación irregular. Según el expresidente, estas personas serían “criminales” y su reclusión formaría parte de su estrategia contra la migración.
Durante su campaña, Trump ha insistido en que existe una “invasión” de migrantes, a quienes acusa de provocar una ola de criminalidad y “envenenar la sangre” de Estados Unidos, aunque las estadísticas oficiales no respaldan estas afirmaciones. Su propuesta ha generado polémica, ya que Guantánamo ha sido señalada durante años por violaciones a los derechos humanos, detenciones indefinidas y el uso de tortura contra prisioneros.
A pesar de las promesas de cierre hechas por los expresidentes Joe Biden y Barack Obama, la prisión sigue operativa. Documentos obtenidos por The New York Times revelaron que, desde hace décadas, Guantánamo también ha sido usada para detener a migrantes interceptados en el mar. Testimonios aseguran que estas personas son vigiladas cuando llaman a un abogado, se les obliga a usar gafas de sol durante los traslados y viven en condiciones insalubres, con instalaciones infestadas de ratas.
El costo de mantener la prisión ha sido otro punto de controversia. En 2018, con solo 40 prisioneros, su operación costó 540 millones de dólares al año, lo que la convierte en una de las cárceles más costosas del mundo. Ahora, con la posibilidad de que miles de migrantes sean enviados allí, el futuro de Guantánamo vuelve a estar en el centro del debate político y de derechos humanos.