La liga tiene un complejo sistema que hace casi imposible conseguir una entrada con precio nominal.
Asistir al Super Bowl es, para muchos, el equivalente moderno de encontrar el Santo Grial. No es sólo un juego de futbol americano, es una celebración de élite, reservado para aquellos que cuentan con la suerte, el dinero o la influencia necesarias para conseguir un boleto.
Y para los demás, los que simplemente desean vivir la experiencia, las puertas del estadio se cierran de golpe. Pero, ¿por qué es tan difícil conseguir un entada? La respuesta no está en las filas virtuales ni en los revendedores, sino en la compleja estructura que la National Football League (NFL) creó para repartir los asientos.
El sistema de distribución es tan intrincado que parece diseñado para garantizar que sólo unos pocos elegidos logren alcanzar el ansiado boleto a precio nominal que este año inició en los 900 dólares.
Desde hace muchos años, el juego por el trofeo Vince Lombardi dejó de ser una cita para el aficionado común. En lugar de ofrecer a todos la misma oportunidad de asistir, la liga prefiere repartir las entradas como un premio exclusivo, destinado principalmente a patrocinadores, jugadores, entrenadores y abonados VIP.
La NFL retiene una porción significativa de los boletos, aproximadamente el 25 por ciento del total. ¿A dónde van estas entradas? A manos de la propia liga, que las utiliza para fines comerciales con sus auspiciantes, y a la empresa On Location Experiences, responsable de vender paquetes premium.
Los equipos que participan en el Super Bowl (Eagles de Filadelfia y Chiefs de Kansas City este año) también reciben una gran parte. Cada uno de ellos tiene derecho al 17,5 por ciento de las entradas, unas 12,600 por equipo. Sin embargo, la mayoría de estas localidades no terminan en manos de los aficionados, sino que son distribuidas entre jugadores, personal administrativo y algunos abonados que ingresan a loterías para poder comprar los boletos en precios de taquilla
La dinámica interna de los equipos no mejora mucho la situación. Cada jugador tiene derecho a recibir dos entradas de cortesía y puede comprar hasta 13 adicionales a precio nominal. Si los 53 miembros del rester aprovecharán su asignación máxima, eso significa que unas 795 entradas quedarían fuera del alcance del público general. Y así, los lugares disponibles para los fans que realmente sueñan con asistir, se reducen aún más.
El sistema no es mucho más accesible para los 30 equipos que no están en el super domingo. Estos equipos reciben un 1,2 por ciento del total de las entradas, aproximadamente 860 por equipo. Sin embargo, a pesar de que la NFL invita a que los equipos ofrezcan al menos un 10 por ciento de ese porcentaje a sus fans, la realidad es que cada organización destina sus boletos a cumplir contratos con patrocinadores locales.
Este año, Saints, como equipo anfitrión obtuvo 3,600 asientos, sólo el 10 por ciento de estas, unas 360, se destinan a los fans. Así, la exclusividad del evento se convierte en una carrera de obstáculos para aquellos que intentan conseguir una entrada, mientras que el mercado secundario se infla (5.60 dólares) promedio). Con el paso de los años y la popularización del deporte, el Super Bowl se convirtió en un para ricos y pocos afortunados.
FORMA DE DISTRIBUCIÓN DE LOS BOLETOS PARA EL SUPER BOWL
La NFL es dueña de todos los boletos y así los distribuye.
Oficina de la NFL: 25.2 por ciento de los tickets
Eagles: 17.5 por ciento por participar
Chiefs: 17.5 por ciento por participar
Saints: 5 por ciento por ser equipo anfitrión
29 equipos restantes: 1.2 por ciento cada uno (34.8 por ciento)
TOUCHDOWNS QUE SE CELEBRAN CON CHAMPAÑA; SIN LÍMITE DE LUJO
En una sección privilegiada del Caesars Superdome, los touchdowns del Super Bowl LIX no se celebrarán con cerveza y hot dogs, sino con champaña servida en finas copas de cristal, que inevitablemente encontrarán su destino final sobre sillones de cuero italiano, meticulosamente elaborados a mano.
El gran juego del año es casi inaccesible para la mayoría, pero existe un selecto grupo de aficionados que han elevado el lujo a niveles insospechados. Este próximo domingo, 165 suites serán ocupadas por celebridades, empresarios y altos ejecutivos de corporaciones que habrán pagado entre 500,000 y 3 millones de dólares por los lugares más deseados.
La empresa Confirmed360, especialista en experiencias VIP, es la responsable de poner a la venta estos exclusivos palcos. Algunas suites ofrecerán sushi, torres de mariscos y filetes tomahawk de primera calidad, con el logotipo del Super Bowl LIX grabado directamente en el hueso, así como todo tipo de cocteles y bebidas premium.