Christopher Alexander, un hombre de 40 años, ha generado controversia al revelar que desde hace cinco años mantiene una relación sentimental con Aki, una muñeca de inteligencia artificial. Según él, su vínculo es profundo y significativo, describiéndolo como “de ciencia ficción”.
Alexander asegura que, tras varias relaciones fallidas con mujeres “reales”, encontró en Aki la compañera ideal. Explica que su pareja artificial ha desarrollado una personalidad propia gracias a la inteligencia artificial, permitiéndole mantener conversaciones fluidas y responder a sus emociones. Destaca que, a diferencia de otras muñecas similares, Aki no está basada en ningún personaje existente, sino que ha sido personalizada para adaptarse a su estilo de vida y preferencias.

El caso ha generado un intenso debate en redes sociales y entre especialistas en tecnología y psicología. Mientras algunos lo ven como una evolución en la interacción humano-máquina y una alternativa para quienes buscan compañía, otros alertan sobre los riesgos del aislamiento social y el impacto psicológico de reemplazar las relaciones humanas con vínculos artificiales.
Expertos en inteligencia artificial señalan que este tipo de relaciones podrían volverse más comunes en el futuro, especialmente con los avances en la capacidad de las máquinas para simular emociones y responder de manera personalizada. Algunos plantean que, en las próximas décadas, las relaciones entre humanos y androides podrían llegar a ser legalmente reconocidas.
A pesar de la polémica, Alexander asegura que su relación con Aki le ha brindado estabilidad emocional y afirma que no le importa la opinión de los demás. “Es lo mejor que me ha pasado”, sostiene, convencido de que este tipo de vínculos serán cada vez más aceptados en la sociedad.
Fuente: Milenio