Un niño en edad escolar en Texas, que no había sido vacunado, falleció a causa del sarampión, convirtiéndose en la primera víctima mortal de esta enfermedad en Estados Unidos en más de una década. El menor fue hospitalizado en Lubbock la semana pasada, donde se confirmó su diagnóstico, en medio de un brote que ya suma más de 120 casos en el estado.
El brote, considerado el más grave en Texas en casi 30 años, ha afectado a nueve condados y ha contagiado principalmente a menores de edad. Entre los casos confirmados, 39 corresponden a niños menores de cuatro años y 62 a menores de 17. Las autoridades sanitarias han identificado que la mayoría de las infecciones se concentran en comunidades con bajas tasas de vacunación, como la comunidad menonita en el condado de Gaines.
Los primeros casos fueron reportados el 23 de enero en dos adultos no vacunados del condado de Harris. Desde entonces, el sarampión se ha propagado rápidamente, lo que llevó a las autoridades de salud a emitir alertas y reforzar la importancia de la vacunación para evitar más contagios.
La disminución en las tasas de inmunización, atribuida a la desinformación y a los efectos de la pandemia de COVID-19 en los programas de salud pública, ha facilitado la reaparición de enfermedades prevenibles como el sarampión. Expertos advierten que, sin un aumento en la cobertura de vacunación, podrían registrarse más brotes en distintas regiones del país.
Las autoridades sanitarias han reiterado su llamado a la población para completar los esquemas de vacunación y frenar la propagación del virus. Este caso fatal resalta la importancia de la inmunización y la necesidad de combatir la desinformación sobre las vacunas para proteger la salud pública.
Fuente: Excélsior
