H. Cd. de Chihuahua.- Como cada año, el cierre de la Semana Santa se acompaña de platillos tradicionales que respetan las costumbres religiosas del Viernes Santo, donde se evita el consumo de carne roja. Pero lejos de limitar el menú, en Chihuahua esta fecha es una oportunidad para compartir sabores únicos que se han transmitido de generación en generación.

Entre las comidas más representativas de este día se encuentra el caldo de pescado, preparado con verduras de la región y especias caseras. También son comunes el pescado empanizado, a la veracruzana, o los ya clásicos tacos de mariscos al estilo norteño.
Uno de los platillos más tradicionales en hogares chihuahuenses es el de tortitas de camarón con nopales en chile colorado, acompañado de arroz o frijoles. A esto se suman otras opciones sencillas y muy nuestras, como los nopales con huevo, ensaladas frescas, y el uso del maíz como base para preparar guisos como las harinillas, un platillo típico del estado elaborado con masa de maíz disuelta en agua y cocida con chile rojo, acompañado de queso o frijoles.

Y para cerrar con algo dulce, la infaltable capirotada chihuahuense, hecha con pan tostado, piloncillo, plátano, pasas, cacahuate y el inconfundible toque de queso menonita.
Así, en cada rincón del estado, el Viernes Santo se vive con respeto, fe y tradición… pero también con un sabor que une a las familias chihuahuenses alrededor de la mesa.