El Ejército de Estados Unidos estableció una segunda “Área de Defensa Nacional” en la frontera con México, esta vez en Texas, donde tropas podrán detener temporalmente a migrantes o personas que crucen ilegalmente. Esta medida se suma a la franja militarizada creada a inicios de mes en una base de Nuevo México, como parte de la ofensiva migratoria impulsada por el presidente Donald Trump.
Aunque la jurisdicción sobre cruces fronterizos sigue en manos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), las tropas militares ahora tienen autorización para intervenir y entregar a los migrantes a autoridades civiles sin necesidad de aplicar la Ley de Insurrección de 1807. Según el Departamento de Defensa, hasta el momento 82 migrantes han sido acusados de cruzar esta nueva zona de seguridad, aunque ninguno ha sido detenido directamente por el Ejército.
La expansión de estas áreas especiales responde a la política de Trump para reforzar el control migratorio, con cerca de 11,900 soldados desplegados actualmente a lo largo de la frontera suroeste. A pesar de este despliegue, el número de detenciones por cruces ilegales cayó en marzo a su nivel más bajo registrado, según datos del propio gobierno.
Por ahora, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha recomendado no invocar la Ley de Insurrección, aunque la administración mantiene abiertas todas las opciones en su intento por frenar la migración.