Empiezan los cierres de campaña de los candidatos a jueces, magistrados y ministros del poder judicial. Ya lo hemos dicho con anterioridad: la elección que nadie pidió, con candidaturas que nadie comprende, con votos que no se van a dar, porque nomás no les entendemos, y además, la más cara de toda la historia contemporánea de México. Y eso que ni les dieron presupuesto a los candidatos.
Solo le pedimos que sea paciente si es de los que deciden ir a votar. El tiempo promedio, si usted realiza los más de setenta y tantos votos que debería hacer, es de 15 minutos en la mampara. Su casilla, trátela de ubicar con tiempo, porque quién sabe si esté donde generalmente ha votado. Y si es de los que están invitando a no validar la elección no yendo a votar, pues está en su derecho… Ahora sí que hay de todos los moles y sabores. Lo bueno es que ya solo nos faltan dos domingos para olvidar este mal chiste.
Mientras tanto, en Culiacán, las escuelas ya no enseñan solo matemáticas y gramática: también implementan “protocolos de seguridad” para cuando empiecen las balaceras. Porque en este país, antes de aprender a leer, los niños deben aprender a tirarse al piso. La educación ha dejado de ser un derecho para convertirse en una zona de riesgo. Y si la infancia mexicana debe crecer entre simulacros y miedo, ¿qué clase de futuro estamos fabricando?
¿Y la solución del gobierno? Folletos y simulacros, en lugar de acabar con el crimen organizado que opera a plena luz del día. El mensaje es claro: la educación importa menos que los intereses políticos. Pero la inseguridad no se limita al crimen organizado. También está disfrazada de incompetencia política.
En Chihuahua, los diputados locales se enredaron en un sainete de improvisación legislativa tan absurdo que bien podría ser una escena de La ley de Herodes. Resulta que nomás no se ponen de acuerdo para elegir a quien presida la CEDH. El mes pasado, por un voto, no ganó Georgina Bujanda, que era una muy buena candidata. Los y las diputadas (os) siguen sin ponerse de acuerdo, como si los derechos humanos no fueran importantes… solo quieren jugar a ser toros bravos, pero ni cencerro traen.
Y para cerrar la jornada con broche de plomo, en Juárez, un hombre fue ejecutado con todo y persecución a plena luz del día, en una de las zonas más transitadas. Como si no hubiera cámaras, policías ni gobierno. Pero claro, todo bajo control. El alcalde Pérez Cuéllar insiste en que la ciudad es segura, mientras los juarenses viven como si fueran extras en una narcoserie de bajo presupuesto. Ya ni fingimos sorpresa. Solo queda saber a qué hora es el siguiente capítulo.
EPÍLOGO: EL PAÍS DEL “YA MERITO”
Campañas ya por fin a punto de terminar, ciudadanos sin saber que hay elecciones, niños jugando a un simulacro en medio de las balas, autoridades ineptas y ciudades abandonadas. México no necesita más promesas: necesita acciones. Pero mientras sigamos creyendo en políticos de pacotilla, el único cambio que veremos será para peor.
Pero no hay que perder la esperanza: ya casi vienen las elecciones, y con ellas, el espectáculo del cambio que nunca llega. Solo falta que nos pidan otra vez que votemos “con alegría”. Eso sí que sería un verdadero acto de fe.