H. Cd, de Chihuahua.- El pasado 17 de mayo se conmemoró el Día Mundial de la Hipertensión, una fecha clave para generar conciencia sobre esta enfermedad silenciosa que afecta a millones de personas en el mundo. La hipertensión arterial (HTA) es considerada la principal causa de muerte prematura a nivel mundial, debido a que incrementa significativamente el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, cerebrales y renales, entre otras complicaciones.
En México, la situación es alarmante. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2022), el 47.8% de los adultos presentan hipertensión, y lo más preocupante es que el 65.5% de ellos desconocía su condición. Esto implica que no reciben tratamiento farmacológico ni intervenciones para modificar su estilo de vida. Es decir, viven con un riesgo elevado sin saberlo.
La HTA se diagnostica cuando los valores de presión arterial son iguales o mayores a 140/90 mm Hg, y se clasifica en tres grados de severidad. Aunque existen medicamentos efectivos para su control, como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o los antagonistas del receptor de angiotensina II, también se reconoce que esta enfermedad puede prevenirse o controlarse mediante cambios en el estilo de vida. Entre ellos, destaca el ejercicio físico regular como una de las estrategias más efectivas.
En este contexto, estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Cultura Física llevaron a cabo una revisión sistemática con metaanálisis de ensayos clínicos para analizar cuál tipo de ejercicio tiene mayor impacto en la regulación de la presión arterial en adultos con hipertensión arterial.
Para ello, analizaron diferentes tipos de programas de ejercicio físico y su influencia sobre la regulación de la presión arterial sistólica (PAS) y diastólica (PAD) en adultos con hipertensión arterial.
Siguiendo la guía PRISMA, se consultaron cuatro bases de datos especializadas (Web of Science, PubMed, Cochrane Library y Science Direct) para identificar ensayos clínicos de alta calidad, evaluados mediante la escala PEDro. Se seleccionaron siete estudios que evaluaron diez protocolos de ejercicio: tres anaeróbicos, cuatro aeróbicos y tres de entrenamientos interválicos de alta intensidad (HIIT).
Los hallazgos muestran efectos positivos sobre la presión arterial en todos los protocolos analizados. Sin embargo, la magnitud del efecto varió dependiendo del tipo de entrenamiento. El protocolo más efectivo fue el de fuerza isométrica, seguido por los entrenamientos HIIT (acuáticos y en tierra), los ejercicios aeróbicos moderados y, en último lugar, los anaeróbicos.
Con ello, llegaron a la conclusión de que el ejercicio físico es una herramienta poderosa y al alcance de todos para prevenir y controlar la hipertensión arterial. Este tipo de evidencia científica respalda la promoción de programas de actividad física personalizados como parte de las estrategias de salud pública.
Desde la Facultad de Ciencias de la Cultura Física de la UACH, te invitamos a incorporarte en la práctica regular de ejercicio físico y la actividad física moderada en su rutina diaria. No importa la edad ni la condición física inicial: el movimiento constante es medicina. Frente a la hipertensión y otras enfermedades, el ejercicio físico no es una opción, es una necesidad vital.
Esta investigación fue realizada por los estudiantes Jared Cortés Chacón y Gabriel Magaña Chávez, estudiantes de la Maestría en Ciencias de la Actividad Física para la Salud. UACH.
Referencias consultadas para el desarrollo del texto:
Prevalencia, tratamiento y control de la hipertensión arterial en adultos mexicanos: resultados de la Ensanut 2022: https://doi.org/10.21149/14779.
Organización mundial de la salud (2024). Hipertensión. https://www.who.int/es/health-topics/hypertension#tab=tab_1