Algo se está quebrando. En las calles, en los negocios, en la paciencia ciudadana. Se rompen los cristales de las unidades del Juárez Bus —diez más vandalizadas este fin de semana—, se rompen las esperanzas de 64 empresas que cerraron solo en mayo, y se rompe el espejismo de una ciudad que presume crecimiento mientras sus pequeñas y medianas empresas se ahogan sin salvavidas.
Le cuento, casi 300 mil pesos en daños por los ataques a los camiones de transporte. No son solo ventanas: son rutas suspendidas, tiempos perdidos, gente caminando bajo el sol porque no hay unidad que pase. Esto no es rebeldía ni protesta. Es puro abandono. Un sistema que no va por las calles que debería y ciudadanos que tampoco cuidan lo poco que se tiene.
Lo grave no es el monto, sino el mensaje: el transporte público sigue siendo rehén de una sociedad que descarga su frustración destruyendo lo poco que funciona. Por eso nuestra ciudad esta como está. ¿Dónde están los líderes comunitarios? ¿Dónde las campañas de concientización? Juárez necesita reconstruir el tejido social de manera urgente.
Mientras eso sucede aquí, al otro lado de la frontera, Estados Unidos moviliza a 700 marines para vigilar las calles de Los Ángeles. El mensaje es claro: allá no titubean cuando sienten que el desorden puede escalar. ¿Y aquí? Aquí ni la policía cuida las unidades nuevas, ni el municipio protege a los emprendedores, dejan que los extorsionen y ni el estado da señales de tener un plan económico real.
¿Se imaginan que hubieran actuado en consecuencia con los maestros de la CNTE que hicieron que se perdieran más de 150 millones de pesos con su plantón? mientras en México seguimos creyendo que los operativos mediáticos son estrategia. La diferencia es abismal: ellos actúan, nosotros nos conformamos con boletines de prensa.
Ahora, que se rompan los cristales es grave. Pero que se rompa la economía local en silencio es aún peor. Las pymes no solo son números; son historias de esfuerzo, empleos reales, ahorros de familias que apostaron por esta ciudad. Y lo que recibieron fue burocracia, falta de apoyos, inseguridad y abandono.
No es “crisis económica”, es el asesinato sistemático del emprendimiento. Mientras el gobierno presume macro cifras, el sueño de miles se esfuma entre impuestos absurdos, inseguridad y falta de créditos. ¿Cuántos negocios más deben caer para que declaren emergencia económica? Pepe Mujica decía que los empresarios producen lo que el Estado no, empleos, sueldos, salarios y riqueza…
EPÍLOGO: EL PAÍS QUE SE AUTO-DESTRUYE
Marines que buscan proteger el cumplimiento de la ley, vándalos que destruyen y empresarios que se rinden. México no necesita enemigos externos: somos expertos en sabotearnos solos. Hasta que no entendamos que la seguridad, el orden y la economía son tres caras de la misma moneda, seguiremos siendo el eterno país del “casi”.
Juárez no necesita discursos de grandeza, necesita acciones básicas y urgentes: proteger lo que ya tenemos, invertir donde duele y actuar donde se desmorona. Porque si dejamos que se sigan rompiendo cosas, llegará el día en que no quede nada qué reparar.
