La política migratoria de Estados Unidos ha comenzado a impactar directamente en la industria musical mexicana, afectando a varios artistas que han tenido que cancelar o posponer presentaciones debido a la cancelación o negación de sus visas de trabajo. Esta situación ha generado incertidumbre entre músicos del regional mexicano que regularmente realizan giras por el país vecino.
Uno de los casos más notorios es el del cantante Julión Álvarez, quien el pasado 23 de mayo anunció la cancelación de un concierto en Arlington, Texas, luego de que el Departamento de Estado de EE. UU. revocara su visa. Aunque el chiapaneco ya había enfrentado problemas similares en 2017 por presuntos vínculos con el narcotráfico —de los que fue exonerado en 2022—, aún no se han revelado los motivos de esta nueva cancelación.
Otra agrupación afectada es Los Alegres del Barranco, quienes fueron sancionados tras proyectar imágenes del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, durante un concierto en Guadalajara. Esta acción provocó que el gobierno estadounidense revocara sus visas por supuestamente “glorificar a un criminal”, según declaró el subsecretario de Estado, Christopher Landau.
Otros artistas como Javier Rosas, Lorenzo de Monteclaro, Espinoza Paz y Grupo Firme también han enfrentado obstáculos migratorios. Algunos han tenido retrasos en la renovación de documentos, mientras que otros, como Espinoza Paz, llevan años sin poder obtener una visa. Grupo Firme, por su parte, se vio obligado a cancelar su participación en un festival en California debido a un proceso administrativo pendiente.
Este endurecimiento en la política migratoria, que se remonta a medidas adoptadas durante el gobierno de Donald Trump, continúa afectando a artistas y figuras públicas mexicanas, evidenciando el impacto cultural y económico que estas restricciones pueden tener más allá del ámbito político o legal.