H. Cd. de Chihuahua. – Después de años marcados por el abandono institucional y la lucha constante, los Dorados de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh) han logrado su regreso a la División I de la Liga de la Asociación de Basquetbol Estudiantil (ABE), consolidando un ascenso cargado de orgullo y resiliencia.
El retorno se selló con una victoria contundente de 71-67 sobre los Halcones de la Universidad Veracruzana, en un partido que no solo definió el pase a la élite del baloncesto universitario nacional, sino que también reivindicó el esfuerzo de una generación que nunca dejó de creer.
Un descenso que no fue deportivo
El ocaso de los Dorados comenzó en 2019, no por resultados en la cancha, sino por decisiones administrativas que desmantelaron equipos representativos, excluyéndolos de ligas como la ABE. La prioridad del deporte desapareció y con ella, el respaldo institucional. Lo que siguió fue un periodo gris en la División II, sin rumbo ni apoyo, marcado por el olvido y el sacrificio de múltiples generaciones de deportistas.
El cambio desde la rectoría
Todo comenzó a cambiar con la llegada del maestro Luis Rivera Campos a la rectoría de la UACh. Apostando por el deporte como herramienta de formación y orgullo universitario, Rivera impulsó una reestructura profunda que incluyó el fortalecimiento de los programas deportivos y el regreso de figuras clave como el entrenador Alfonso “Pocho” Araiza.
El camino al ascenso no fue fácil. Lesiones, recursos limitados y complicaciones logísticas fueron constantes a lo largo de la temporada. Sin embargo, la determinación del plantel —conformado íntegramente por jugadores chihuahuenses— superó cada obstáculo hasta alcanzar las semifinales del Nacional de la División II y, con ello, el ansiado boleto de regreso.
Identidad local, el motor del regreso
Uno de los momentos más emotivos de la campaña fue el regreso de “Pocho” Araiza al banquillo, tras una ausencia médica que lo alejó del equipo en octubre. Su vuelta coincidió con el triunfo del 7 de mayo, día en que los Dorados aseguraron el ascenso. Visiblemente emocionado, Araiza destacó el valor simbólico del equipo: “Somos el único equipo con puro talento del estado. Eso dice mucho de lo que somos y de lo que representamos”.
La historia de los Dorados recuerda la de las Águilas de la UACh en el futbol americano universitario, quienes también ascendieron con una plantilla 100% local. Aunque no lograron mantenerse en la categoría, dejaron claro que en Chihuahua hay talento suficiente para competir en los máximos niveles.
Lo que viene: más que mantenerse, volver a brillar
El regreso a la División I representa un nuevo inicio. Los Dorados enfrentarán a las potencias del basquetbol universitario mexicano, pero también tendrán la oportunidad de demostrar que Chihuahua sigue siendo un semillero de talento, como lo ha demostrado Ricardo Valdez, ex-Dorado y actual jugador en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional.
El objetivo es claro: volver a ser protagonistas y retornar a los “Ocho Grandes”, lugar que ocupaban con regularidad en el pasado. Con una base sólida de talento local, una dirección comprometida y una afición que nunca los abandonó, los Dorados de la UACh escriben un nuevo capítulo de orgullo, lucha y esperanza para el deporte universitario en el estado.
