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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
21 de agosto 2025

Entre pobreza laboral, traiciones y milagros

La pobreza laboral en Chihuahua volvió a crecer. Lo dice el Coneval, lo sienten miles de familias todos los días. El 38% de los trabajadores en el estado ya no puede comprar la canasta básica con su salario. Es decir, trabajan… pero no comen bien. Están empleados… pero no viven con dignidad.

Este fenómeno no es nuevo, pero sí cada vez más descarado: mientras las grandes narrativas hablan de crecimiento, en la calle lo que crecen son los precios elevados, la falta de control sobre la inflación y la desigualdad brutal. El mercado laboral no solo es injusto, es insostenible.

Porque mientras el gobierno siga presumiendo en sus discursos un “crecimiento económico” haremos siempre la pregunta de: ¿Qué crecimiento, si los salarios no alcanzan ni para lo básico? Las familias juarenses no necesitan discursos, necesitan poder llenar la despensa sin endeudarse. Mientras tanto, los políticos viven en una burbuja donde la única pobreza que conocen es la de sus ideas.

Pero si algo abunda más que la pobreza, es la falta de valores dentro de los partidos políticos. Ayer dos operadores políticos de Acción Nacional, Antonio Sáenz y Oscar Berumen, se cambiaron sin pudor al bando de Morena. Antes vestían de azul, ahora de guinda. Ayer eran oposición, hoy son transformación. ¿Y mañana? Lo que diga el cheque. Ya no hay ideologías, ni convicciones, ni debates reales: solo una estampida por el “hueso”, por seguir viviendo del erario, por chupar del presupuesto público como si fuera fuente eterna de impunidad.

La política, así, se convierte en una danza grotesca de traiciones convenientes, de saltos olímpicos al mejor postor, y de militantes que solo militan por la nómina. La política se redujo a un juego de supervivencia para vividores profesionales.

Y para finalizar, en medio de esta ciudad descompuesta, llegan las reliquias de San Judas Tadeo a Juárez. Devotos, creyentes, peregrinos y esperanzados acudirán a encomendarse al santo de los casos difíciles. Y vaya que vivir aquí es un caso complicado. Así que, con fe y sin perder el sarcasmo, esperamos que San Juditas nos haga el milagro de apaciguar esta ciudad llena de violencia. Porque si no es con fe, ya no sabemos con qué otra cosa.

Ojalá San Judas pueda hacer lo que las autoridades no han logrado: traer un poco de paz a esta ciudad cansada de balaceras y violencia. Aunque, claro, sería mejor que los milagros vinieran acompañados de políticas públicas reales. Porque debemos recordar que a Dios rogando y con el mazo dando.

EPÍLOGO: Pobreza que crece, políticos que cambian de ideología como de chaleco, y una ciudad que se aferra a la esperanza divina porque la terrenal le ha fallado. Juárez merece más que limosnas económicas y traiciones políticas. ¿Cuándo dejaremos de conformarnos con migajas?

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