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lunes 30 de junio del 2025.

Satélite inactivo de la NASA emite señal de radio que desconcierta a astrónomos

Una señal de radio tan potente como inesperada irrumpió en los registros del radiotelescopio ASKAP en Australia Occidental. durante apenas 30 nanosegundos, un destello de energía superó en intensidad a todo lo que el cielo ofreció en ese instante.

La explosión de ondas de radio no se originó en una galaxia lejana ni fue producto de un fenómeno astrofísico exótico. en cambio, se rastreó hasta un objeto olvidado que lleva más de medio siglo en órbita: el satélite Relay 2 de la NASA.

lanzado en 1964, Relay 2 estuvo fuera de servicio desde 1967 tras el fallo de sus transpondedores. fue uno de los primeros satélites de comunicaciones del mundo, y su misión terminó hace casi seis décadas, pero su estructura continuó orbitando silenciosamente a una altitud que oscila entre los 1867 y los 7648 kilómetros.

Todo cambió el 13 de junio de 2024, cuando una ráfaga extremadamente breve de radiofrecuencia lo devolvió al mapa científico. La señal fue tan potente que eclipsó por completo el resto del cielo durante su emisión. el evento sorprendió a los especialistas en fenómenos de radio.

“este fue un pulso de radio increíblemente poderoso que eclipsó ampliamente todo lo demás en el cielo por un período muy breve”, explicó Clancy James, autor principal del estudio y profesor asociado del Instituto de Radioastronomía de la Universidad de Curtin. lo que en un inicio pareció una típica búsqueda de ráfagas rápidas de radio terminó por revelar una anomalía inesperada dentro de nuestra propia atmósfera.

ASKAP, el radiotelescopio que captó la señal, es una herramienta compuesta por 36 antenas parabólicas idénticas, diseñada para mapear el cielo con altísima precisión. se especializa en identificar ráfagas rápidas de radio (FRB), fenómenos que liberan cantidades de energía colosales en fracciones de segundo.

Muchas de estas señales viajan desde galaxias lejanas. en contraste, la fuente de esta explosión de junio de 2024 fue extremadamente cercana: a solo 4500 kilómetros de la superficie terrestre, tan próxima que el telescopio ni siquiera pudo enfocar correctamente. la señal se detectó entre 695.5 y 1031.5 megahercios.

Este rango no coincidió con ninguna transmisión conocida del Relay 2, lo que llevó a descartar cualquier intento deliberado de comunicación o funcionamiento activo del satélite. en lugar de eso, el equipo propuso dos hipótesis que explicarían este comportamiento anómalo: un impacto con un micrometeorito o una descarga electrostática generada por diferencias de carga en la estructura del satélite.

Investigadores comprobaron que la fuente de la señal coincidía en tiempo y lugar con el satélite Relay 2 según los datos de Skyfield. identificaron que el satélite, conocido en los registros NORAD como número 737, se encontraba en la trayectoria exacta en el momento del estallido. Por eso, concluyeron que la señal tuvo que surgir de ese satélite inactivo.

“al ser una nave espacial muy temprana, el relé 2 podría haber sido construida con materiales capaces de retener mayor carga y, por lo tanto, producir eventos de ESD más intensos”, escribieron los investigadores. “se sabe desde hace tiempo que la ESD causa pulsos de radiofrecuencia”, sumaron.

El hallazgo no solo plantea nuevas preguntas sobre el comportamiento de los satélites inactivos, sino que también propone una vía inesperada para estudiar fenómenos eléctricos en la órbita terrestre. si las señales como la registrada en junio se repiten en otros objetos espaciales, la astronomía de radio podría servir como un método para monitorear los riesgos de la basura espacial.

El caso de Relay 2 pone de relieve la importancia de reconocer y clasificar correctamente las señales en el espacio. a medida que crece la cantidad de satélites operativos, fragmentos en desuso y naves abandonadas, los radiotelescopios enfrentan una tarea cada vez más compleja. la diferencia entre un fenómeno astronómico genuino y una interferencia puede ser sutil, pero crítica para el avance del conocimiento. solo una ráfaga de radio rápida se identificó antes dentro de la vía láctea: un magnetar a 30,000 años luz. encontrar un pulso de radio tan poderoso a tan solo unos miles de kilómetros de distancia, transforma este caso en una oportunidad de estudio única.

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