Este 1 de julio se cumplen 46 años del lanzamiento del primer Walkman, el icónico reproductor portátil de música que marcó un antes y un después en la forma de consumir audio en todo el mundo. El modelo TPS-L2, de forma rectangular, metálico y con tonos azul y plateado, fue presentado por Sony en 1979 en Japón y, al poco tiempo, se expandió al mercado estadounidense y luego al resto del mundo. Su precio inicial era de aproximadamente 150 dólares, una inversión considerable que millones estuvieron dispuestos a hacer por el simple placer de llevar la música a todas partes.
El Walkman se convirtió en un símbolo de modernidad y libertad para toda una generación, especialmente la de los años 80. El dispositivo impulsó el auge del cassette como formato dominante y desplazó momentáneamente a los vinilos, que por entonces comenzaron a perder popularidad. Fue el inicio de una revolución en la forma de escuchar música, impulsada por la portabilidad y la calidad de audio que ofrecía este pequeño aparato.

El éxito fue inmediato. Sony vendió más de 175 millones de unidades del Walkman, que fue evolucionando con los años: en 1984 se le sumó un sintonizador AM/FM y en 1993 apareció el sistema de autorreversa. El producto siguió transformándose con versiones para CD, MiniDisc y, más adelante, otras marcas adoptaron el concepto. En 2010, Sony dejó de fabricarlo, justo cuando nuevas tecnologías como el iPod y los smartphones ya habían tomado la delantera.
Detrás del éxito del Walkman también hay una historia de disputa sobre su origen. Si bien Sony atribuye la idea al fundador Masaru Ibuka, quien quería un equipo portátil para escuchar música sin molestar a los demás, otra versión apunta al inventor germano-brasileño Andreas Pavel, quien en 1972 diseñó un prototipo similar. Aunque inicialmente no logró vender su idea, en 2005 llegó a un acuerdo con Sony tras una demanda legal, recibiendo una compensación económica no revelada.
Hoy, el Walkman es un ícono del pasado, recordado con nostalgia por quienes lo usaron y admirado por nuevas generaciones como parte del auge de lo retro. Su legado perdura en cada auricular y en cada canción que hoy seguimos escuchando en movimiento, prueba de que cambiar la forma en que se escucha música puede ser tan revolucionario como la música misma.