¡Ya estamos hartos!
Vivimos tiempos donde lo superficial se celebra y lo profundo se ridiculiza. La empatía, el respeto, la honestidad y la solidaridad —valores que alguna vez sostuvieron el tejido social— hoy parecen estar en vías de extinción, arrasados por una cultura del ego, la inmediatez y la indiferencia.
¡Ya estamos hartos!
Hartos de ver cómo se premia al tramposo mientras el honesto carga con la etiqueta deP… “ingenuo”.
Hartos de una generación criada frente a pantallas, donde la validación viene en forma de “likes”, pero escasea el sentido de comunidad.
Hartos de que la educación emocional siga siendo un lujo, y no una prioridad.
Hartos de que el “sálvese quien pueda” haya reemplazado al “juntos salimos adelante”.
¡Ya estamos hartos!
No es una queja vacía ni un lamento nostálgico del pasado. Es una alarma. Porque cuando una sociedad deja de valorar la verdad, la justicia y la compasión, las consecuencias no tardan en llegar: corrupción, violencia, desigualdad, deshumanización.
¡Ya estamos hartos!
Nos preguntamos por qué el mundo va mal, pero no nos atrevemos a mirar nuestro interior. ¿Qué estamos enseñando? ¿Qué estamos permitiendo? ¿Qué estamos ignorando?
¡Ya estamos hartos!
Necesitamos una reconstrucción profunda, no del gobierno, sino de conciencia. Recuperar los valores no es una tarea menor ni anticuada: es urgente. No se trata de moralismos ni discursos huecos, sino de volver a conectar con lo que nos hace humanos.
Porque si no lo hacemos ahora, después podría ser demasiado tarde.
Y tu, de que estas harto?
