H. Cd. de Chihuahua.- Hace 23 años, el 30 de julio de 2003, salió de la línea de ensamblaje en Puebla el último Volkswagen Sedán, también conocido como “vocho”, marcando así el fin de una era para uno de los automóviles más emblemáticos del mundo.
La producción del modelo, oficialmente llamado Volkswagen Tipo 1, cesó tras una complicada etapa para la firma automotriz alemana, que enfrentaba una inminente huelga y un descenso en sus ventas. La última versión fue bautizada con el distintivo “Clásico”, como un homenaje a su trayectoria.
El origen del “vocho” se remonta a la Alemania de la década de 1930, donde fue diseñado por Ferdinand Porsche por encargo de Adolf Hitler, quien buscaba crear un coche económico y accesible para las familias alemanas. De ahí el nombre “Volkswagen”, que en alemán significa “auto del pueblo”.
El vehículo destacó por su forma redondeada, su resistencia, eficiencia en el consumo de gasolina y su capacidad para circular incluso en terrenos irregulares o con agua, cualidades que lo convirtieron en un favorito a nivel mundial. Aunque el diseño fue completado en 1938, la producción masiva se retrasó debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual el modelo fue adaptado para uso militar.
El Volkswagen Sedán llegó a México en 1954 como un vehículo importado, pero fue en 1967 cuando inició su producción local en la planta de Volkswagen en Puebla. Con el tiempo, los mexicanos adoptaron con cariño el apodo de “vocho”, y el modelo se convirtió en parte esencial del paisaje urbano durante décadas.
A 23 años de su despedida, el vocho sigue siendo recordado como un símbolo de accesibilidad, durabilidad y cultura popular en México.