¡Ya estamos hartos!
Otra vez titulares que deberían ser cosa del pasado: Brote de sarampión en aumento, Niños hospitalizados. Y mientras tanto, discursos vacíos y teorías conspirativas circulando como verdades entre quienes prefieren la desinformación antes que proteger la salud pública.
¡Ya estamos hartos!
De que una enfermedad prevenible como el sarampión –que gracias a las vacunas había sido erradicada– vuelva con fuerza, arrastrando consecuencias que no deberían existir en pleno siglo XXI. Lo peor: es una catástrofe fabricada.
Fabricada por la irresponsabilidad de los gobiernos que recortan presupuestos en salud pública y fabricada también por una parte de la sociedad que elige el dogma antes que la ciencia, la superstición antes que la evidencia.
¡Ya estamos hartos!
La ignorancia, desinformación y egoísmo, el negarse a vacunar no solo pone en riesgo a quien lo decide, sino a toda una comunidad, especialmente a quienes no pueden vacunarse por razones médicas. La salud pública no es una opción personal: es un compromiso colectivo.
La ciencia ya hizo su parte. Las vacunas están ahí. Lo que falta es voluntad, sensatez y humanidad.
¡Ya estamos hartos!
