Aalborg, Dinamarca – El zoológico de Aalborg, en el norte de Dinamarca, ha generado controversia tras solicitar públicamente la donación de mascotas sanas como alimento para sus animales carnívoros. Según explicó la institución en una publicación de Instagram, el zoológico tiene la “responsabilidad de imitar la cadena alimentaria natural” y ofrecer una dieta más realista a sus depredadores. “El ganado más pequeño constituye una parte importante de la dieta de nuestros depredadores”, detallaron.
La iniciativa incluye la recepción de pollos, conejos y cobayos vivos, que luego son “sacrificados suavemente” por personal capacitado, según datos recogidos por la cadena británica BBC. La medida también contempla la donación de caballos vivos, siempre que cumplan ciertos requisitos sanitarios y posean pasaporte equino. Si entregan sus animales, sus propietarios pueden incluso obtener deducciones fiscales, aseguró la institución.
El zoológico defiende la práctica como parte de una estrategia de bienestar animal e integridad profesional. “Cuando se crían animales carnívoros, es necesario proporcionarles carne, preferiblemente con pelo, huesos, etc., para darles una dieta lo más natural posible”, declaró Pia Nielsen, subdirectora del establecimiento, citada por la BBC. La funcionaria afirmó que este tipo de alimentación ha sido utilizada “durante muchos años” y es bien recibida por muchos visitantes.
Entre los animales que se benefician de estas donaciones se encuentran tigres, leones, y linces euroasiáticos que “necesitan presas enteras que se asemejen a las que cazaría naturalmente en la naturaleza”. Los pequeños mamíferos se pueden entregar sin cita previa, aunque se limita el número a un máximo de cuatro por día laborable. “Si tienes un animal sano que deba ser retirado por diversas razones, te invitamos a donarlo (…) De esta manera, no se desperdicia nada y garantizamos el comportamiento natural, la nutrición y el bienestar de nuestros depredadores”, concluye la publicación de Aalborg. La institución insiste en que esta práctica, aunque polémica, es común en Dinamarca y está alineada con su política de transparencia y sostenibilidad. Sin embargo, la iniciativa plantea interrogantes éticos que siguen dividiendo a la opinión pública más allá de las fronteras danesas.