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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
11 de octubre 2025

Inflación al alza, violencia imparable y una limpia a medias en la Policía

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Primero, la economía, esa montaña rusa que siempre nos deja mareados. El dólar, ese tirano verde que manda más que cualquier presidente, está poniendo la inflación al rojo vivo. En julio, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) se disparó a 4.32 %, según el Inegi, con los alimentos y bebidas no alcohólicas subiendo un 4.89 %. ¿Un café en la esquina? Más caro que un boleto al cine. ¿Un kilo de tortillas? Prácticamente un lujo. Todo por la “fortaleza” del dólar, que nos tiene comprando caro y rezando por un milagro.

Banxico, en su infinita sabiduría, bajó la tasa de interés a 7.75 %, como si eso fuera a calmar el incendio en nuestros bolsillos. Mientras tanto, los analistas advierten que la incertidumbre global —léase: Trump y sus aranceles— podría hacer que los precios sigan trepando. ¿Alivio? Tal vez en 2026, dice Banxico, pero aquí en Juárez, donde el sueldo se esfuma antes del viernes, esa promesa suena tan hueca como un tambo de agua en sequía.

En fin, la inflación sigue subiendo como cohete sin frenos, y los precios de todo (comida, gasolina, medicinas) se van a las nubes. El gobierno dice “es coyuntural”, pero en los mercados ya se ve el desastre: la canasta básica cuesta un ojo de la cara y los salarios no alcanzan ni para los frijoles. ¿Y qué hace la autoridad? Nada, solo esperar a que el mercado “se regule solo”, mientras la gente come aire. ¡Qué buen plan!

En temas de seguridad, agosto apenas va a un tercio del mes y ya suma 25 asesinatos. La estadística avanza con la frialdad de un reloj, marcando la rutina de la violencia que esta ciudad parece haber normalizado. No importa el mes ni la estación del año: las balas no respetan calendarios. Y mientras se acumulan las cifras, seguimos esperando que el “nuevo modelo” de seguridad nos dé una señal clara de que algo está cambiando. Hasta ahora, nada.

La violencia, ese viejo conocido que nunca se cansa de visitarnos, nos recuerda que la muerte en esta ciudad no toma vacaciones. Hombres, mujeres, ejecutados a balazos o a puñaladas, en la calle o en sus casas. El guion es el mismo: cuerpos en el pavimento, titulares en los periódicos y el alcalde Cruz Pérez Cuéllar que insiste en que todo está “bajo control”. ¿Control de quién? Porque los sicarios parecen tener el mando remoto.

Mientras las familias lloran y los forenses trabajan horas extras, la ciudad sigue atrapada en un loop de sangre que nadie sabe —o quiere— detener. Y no, no me digan que es “solo un mal mes”. En Juárez, los “malos meses” son la regla, no la excepción.

Por lo menos en la Policía Municipal alguien sacó la escoba. La SSPM ha expulsado a 80 agentes en lo que va de esta nueva gestión, policías que no pasaron los filtros o se mancharon las manos de más. Es un paso correcto, aunque también una confesión: si hoy sacan 80, ¿cuántos quedan adentro que todavía no detectan? Aun así, que se reconozca y se limpie es una buena señal… ojalá que la escoba no se guarde en el clóset hasta el próximo escándalo.

La pregunta quedará en el aire… ¿y los mandos? Porque, como siempre, los de abajo son los que pagan los platos rotos. Hasta que no se limpie desde arriba, esto no cambiará.
#DirectoAlPunto

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