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12 de agosto 2025

Tenía corridos El Delta como presunto líder criminal en Juárez 

Ulises Nache Trujillo, alias “Delta 1”, presunto líder del grupo delictivo La Línea y asesinado la noche del lunes junto a dos agentes municipales que fungían como presuntos escoltas, inició su trayectoria delictiva vendiendo cerveza de manera clandestina, según relatan narcocorridos compuestos en su honor por músicos locales que hacen apología del crimen organizado.

Uno de estos temas, titulado “Comandante Delta” e interpretado por Adalid López, fue difundido en redes sociales desde el 1 de octubre de 2021 y narra, en tono de exaltación, el supuesto origen humilde y el ascenso de Nache Trujillo en la estructura criminal.

“Y la neta quién lo dijera, que el que vendía clandestinas haya en el ranchito pa’l frente saliera, nunca subestimes a nadie, la vida da muchas vueltas”, cita una de sus estrofas.

La letra describe un ingreso al crimen organizado en 2012 y una vida marcada por actividades ilícitas:

“Fueron duros tiempos aprendí de aquello, como la perreamos empecé de cero, desde el año veinte doce vengo recio.”

El corrido también hace alusión a “la X”, referencia que en el argot criminal se asocia al control de un “narcotúnel” ubicado cerca de la monumental X de Sebastián, en la frontera. En otro verso, el intérprete menciona la clave “727” y se autoproclama “miembro activo de La Línea” con un “equipón siniestro”, reforzando la narrativa de lealtad a la organización.

Otro tema musical, titulado “Delta 1” e interpretado por Kevin Alfredo, también menciona al grupo delictivo, presume la supuesta “valentía” del personaje y su negativa a esconderse, presentándolo como un líder visible y desafiante.

Este tipo de composiciones forman parte de una tradición de narcocorridos que, además de relatar la vida de figuras del crimen, contribuyen a la construcción de una imagen de poder y respeto en sus comunidades, pese a que en su trasfondo documentan hechos vinculados a la violencia, el tráfico de drogas y otros delitos.

Las autoridades han señalado en múltiples ocasiones que este género musical puede funcionar como una herramienta de propaganda criminal, reforzando la cultura de la ilegalidad y normalizando la figura del delincuente como un modelo aspiracional para sectores vulnerables.

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