H. Cd. de Chihuahua.- Ali Akbar, un inmigrante paquistaní que llegó a París en los años 70, se ha convertido en un emblema viviente de la ciudad. A sus 73 años sigue voceando periódicos en Saint-Germain-des-Prés, donde comerciantes, vecinos y clientes lo consideran parte del paisaje urbano. Tras más de cinco décadas en el oficio, será reconocido por el presidente Emmanuel Macron con la Orden Nacional del Mérito el próximo septiembre, como homenaje a una profesión casi extinta.
No es la primera vez que Akbar cruza caminos con Macron: cuando el mandatario era estudiante en SciencesPo, solía comprarle ejemplares. Hoy, el veterano voceador continúa su rutina diaria entre cafés, librerías y terrazas, repartiendo sobre todo ejemplares de Le Monde. Aunque sus ingresos son modestos —alrededor de 50 euros al día—, asegura que sigue en las calles más por cariño al oficio y al contacto humano que por necesidad económica.
“Seguiré mientras tenga fuerzas”, repite con convicción. Para él, este reconocimiento no es solo personal, sino un homenaje a todos los que dieron vida a esa tradición callejera de vender periódicos. Entre saludos, tazas de café y clientes fieles, Ali Akbar se mantiene como el último testigo de una profesión que desaparece, pero que en su voz aún resiste en el corazón de París.