La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló en un informe que mil 200 millones de menores de cero a dieciocho años sufren castigos físicos en sus hogares cada año. Esto causa “daños significativos” a la salud y el desarrollo de los niños.
“Existe evidencia científica abrumadora de que el castigo corporal conlleva múltiples riesgos para la salud infantil. No ofrece ningún beneficio para el comportamiento, el desarrollo ni el bienestar de los niños”, afirmó Etienne Krug, director del Departamento de Determinantes de la Salud de la OMS.
Por ello, la organización llama a “poner fin a esta práctica nociva”. Según datos de cincuenta y ocho países, el diecisiete por ciento de los niños que sufrieron estos castigos en el último mes lo hicieron en sus formas “más severas”, como golpes en la cabeza, la cara o las orejas.
El documento también expone que los castigos físicos son “igualmente extendidos” en los colegios de África y Centroamérica, donde el setenta por ciento de los niños son sometidos a esta práctica durante su etapa escolar. El análisis de cuarenta y nueve países de bajos y medios ingresos demuestra que los niños expuestos al castigo corporal tienen un veinticuatro por ciento menos de posibilidades de alcanzar un desarrollo normal.
La salud mental de los niños también se ve afectada, con un mayor riesgo de ansiedad, depresión y baja autoestima, efectos que suelen persistir hasta la edad adulta. Esto puede llevar a tasas más altas de abuso de sustancias e incluso a la probabilidad de suicidio. A nivel social, este tipo de castigos también tienen consecuencias, pues los niños pueden ser más propensos a desarrollar conductas agresivas y tener dificultades académicas.