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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
25 de agosto 2025

*¿Se libró Loya de Komaba?* *Margarita al cobijo Estatal* *MC naranja partida* *Miden lealtades en Palacio*

Nadie puede negar que César Komada, todavía subsecretario de Movilidad en la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, tiene un trato cordial y hasta campechano con quien se cruza en su camino. Sin embargo, tampoco se puede negar que más de una vez se cuestionó su capacidad para sostener un encargo de tal peso. ¿O cual era su encargo? Los roces fueron constantes.

Versiones al interior de la corporación aseguran que los conflictos con el propio secretario, Gilberto Loya llegaron a niveles en los que fue necesario recurrir a refuerzos externos: desde el “meritito Puebla” trajeron a Rafael Cuevas para fungir como mando operativo, en buena medida porque Komaba, como jefe de la Policía Vial, se saltaba incluso al mismo Loya.

En más de una ocasión, ese atrevimiento derivó en choques directos y escenas tensas en las que el secretario estatal le levantó la voz por brincarse la jerarquía. Aun así, hay quienes señalan que dentro y fuera de la corporación, Komaba parecía tener más autoridad que el propio secretario en temas muy especificos, no por méritos operativos, sino por afinidades políticas que le servían de escudo.

Su inminente salida hacia el Partido Acción Nacional, en el Comité Directivo Municipal, le acomoda como anillo al dedo. Desde ahí podría mover piezas, imponer a quien se quede en la subsecretaría, si es que no desaparece la dependencia o, de menos, garantizar que un aliado permanezca en esa oficina estratégica.

El verdadero reto será ver si ahora sí colocan a un mando realmente operativo en un cargo clave para la seguridad vial y la movilidad. Porque hasta hoy, la sombra de la política ha pesado más que los semáforos y las patrullas.

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En los pasillos del panismo nadie olvida que Margarita Alvídez fue la mano derecha de Gabo Díaz como secretaria general del Comité Directivo Estatal. Y ahora, dicen, estaría lista para dar el salto a la nómina del Gobierno del Estado.No es casualidad. Lo que se observa es un rescate silencioso de viejos alfiles que quedaron varados tras los últimos acomodos internos del Partido Acción Nacional. Varios de ellos, después de haber perdido el acceso a la estructura partidista, están siendo reubicados en dependencias estatales, aunque eso sí solo aquellos que supieron alinearse y no incomodar las decisiones de arriba.

En el caso de Alvídrez, se habló en su momento de que llegaría a una Recaudación de Rentas, pero los rumores maliciosos, o la “mala leche” de algunos envidiosos, terminaron por frenarla. El mensaje político es claro: quien respeta la línea, encuentra refugio. Quien cuestiona o confronta, se queda fuera del juego. Así, la reconfiguración blanquiazul no solo se juega en el CDE, sino también en la burocracia estatal, donde cada nombramiento se convierte en premio o castigo según la docilidad mostrada.En pocas palabras: los desplazados regresan, siempre y cuando no olviden a quién deben su regreso.*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

En el Congreso del Estado, la bancada de Movimiento Ciudadano parece más bien una amistad rota que solo mantiene la cortesía frente a los reflectores. Alma Portillo y Francisco Sánchez ya solo se dirigen la palabra por mera diplomacia, mientras cada quien busca su propio proyecto.Lo que realmente los divide no son las diferencias ideológicas ni las discusiones de pasillo, sino un botín político muy concreto: la candidatura por Parral.

Hay quienes ven a Francisco Sánchez como el “candidato natural”, y otros que apuestan por Alma Portillo como la carta más fresca. El resto de las discusiones internas han sido mero pretexto para calentar la disputa.Lo curioso es que en medio de este forcejeo, la figura de Alfredo “El Caballo” Lozoya no aparece con la fuerza de antaño. El hombre que se asumía como franquiciador vitalicio del partido naranja en Chihuahua parece más entretenido en sus videos de TikTok cocinando recetas que en mantener la unidad de su bancada.

La ruptura, cada vez más evidente, deja claro que la marca MC en el estado está más en riesgo de fragmentarse que de consolidarse. Si bien los colores naranjas todavía tienen jugo electoral en ciertas regiones, el pleito por Parral puede terminar exprimiendo más ácidos que dulces.

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En política pocas cosas son casualidad, y menos en Acción Nacional. El reciente desfile de aspirantes al Comité Directivo Municipal, Pamela Montes, Daniel Terrazas, Félix Martínez y René Rascón parece más un ejercicio de medición que una verdadera competencia por el liderazgo.

¿De qué se trató entonces? Todo apunta a que la jugada consistió en ver quién levantaba la mano y, sobre todo, a nombre de quién. Porque en el ajedrez panista, cada pieza mueve por un equipo distinto: unos ligados a los llamados dhiacos, otros al grupo de Palacio, y algunos que simplemente buscan hacerse visibles para futuras negociaciones.

En este escenario, el proceso más que abrir la puerta a una dirigencia renovada, sirvió para mapear las lealtades y confirmar quién está dispuesto a alinearse. No es casual que, al final del día, la decisión se inclinara hacia la vieja guardia: un recordatorio de que en el PAN local, las aspiraciones cuentan… pero pesan más los respaldos.

El mensaje es doble: para unos, la invitación es a cerrar filas en torno a los perfiles más visibles; para otros, la advertencia de que levantar la mano sin tener detrás un verdadero equipo es quedarse con la palma vacía.

En resumen: más que un proceso democrático, fue un censo interno de quién obedece, quién incomoda y quién aspira. Porque en política, levantar la mano no siempre significa ser elegido… a veces solo sirve para que te cuenten.

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