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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
27 de agosto 2025

Deudas viejas, fiestas nuevas

En la indomable Ciudad Juárez, donde la memoria parece un lujo que pocos políticos pueden permitirse, el alcalde Cruz Pérez Cuéllar se pasea por los titulares con una incongruencia que da risa, si no fuera porque da coraje.

Por un lado, presume haber pagado deudas millonarias de administraciones pasadas, mientras por el otro, planea una fiesta de Grito de Independencia tan ostentosa que parece un reality show de derroche. Y mientras tanto, la ciudad se ahoga en extorsiones y tráfico, con ciudadanos que claman por soluciones reales en lugar de discursos reciclados. Pero en Juárez, parece que el guion siempre favorece al espectáculo sobre las necesidades.

Empecemos con el alcalde, hay que reconocerlo: el presidente municipal no ha pedido más deuda para Juárez en los casi 4 años que lleva de gestión ¡Felicidades por eso champ!. Eso merece un punto a su favor, porque la ciudad no aguanta otro pagaré y porque ha logrado cierta eficiencia en el uso del presupuesto, además de mejorar la recaudación local. Pero hasta ahí llega el reconocimiento. Porque lo que hoy presume como virtud, ayer lo calló como cómplice.

Porque mire, Cruz Pérez Cuellar que se subió al pódium para anunciar, con bombo y platillo, que su administración ha saldado casi 4 mil millones de pesos en deudas heredadas del Plan de Movilidad Urbana (PMU), del CERESO productivo mal negociado que terminó en demanda, impuestos no pagados entre 2017 y 2020, y el infame caso “Changmol”, un despojo de predio que nos costó 83 millones.

Pero, un momento, que la memoria del edil parece tener huecos más grandes que los baches en las calles de la colonia Bellavista. ¿Se le olvidó que, como diputado federal panista en 2007, aplaudió con entusiasmo al entonces alcalde Héctor Murguía Lardizábal (DEP) por el fraude de la obra Camino Real, un desfalco de mil millones de pesos? ¿O que su hermano, Alejandro Pérez Cuéllar, también diputado, dio el visto bueno al PMU, esa deuda de 2,100 millones que, con intereses, se infló a 5,400 millones?

Ahora, Cruz se presenta como el salvador que paga las cuentas que él y su círculo ayudaron a engordar. ¡Qué conveniente amnesia! Mientras presume haber desembolsado 2,874 millones del PMU y 53 millones del Cereso, los juarenses seguimos sorteando vialidades destrozadas y un sistema de justicia que parece diseñado para proteger a los corruptos, no a los ciudadanos. ¿Dónde estaba esa indignación cuando, desde su curul, veía pasar los fraudes sin chistar? En Juárez, la hipocresía política tiene más curvas que un camino de terracería.

Y si eso no fuera suficiente, el mismo alcalde que jura estar limpiando el desastre financiero tiene el descaro de anunciar un Grito de Independencia que parece sacado de un catálogo de excesos, cuatro artistas de talla nacional –nombres que no revelaré para no darle más publicidad al circo– se presentarán en una celebración que costará una fortuna, aunque el municipio no suelta prenda sobre el presupuesto exacto. ¿En serio, Cruz? Te quejas de las deudas que se hicieron, según tú, en periodos neoliberales y gastas millones en una fiesta… Mientras las redes sociales hierven con comentarios de ciudadanos exigiendo que ese dinero se use para tapar los cráteres de las calles o arreglar el alcantarillado que colapsa con cada lluvia, en fin, el edil opta por un espectáculo de luces y música que nadie pidió.

Basta con leer los comentarios en redes sociales y en los portales de noticias: “Mejor tapen los baches”, “Arreglen el drenaje”, “¿Y la seguridad, apa?”. La gente no quiere mariachis ni fuegos artificiales; quiere circular sin romper el coche, caminar sin miedo y vivir en una ciudad que no se inunde con dos gotas. Pero no, Pérez Cuéllar prefiere el aplauso fácil de una plaza llena que el trabajo duro de resolver problemas estructurales. ¿No le suena familiar? Es el mismo guion de aquellos que, como él en su etapa panista, aplaudían obras fraudulentas mientras la ciudad se caía a pedazos.

La incongruencia es tan descarada que uno se pregunta si el alcalde vive en Juárez o en una burbuja donde los baches son decorativos y los homicidios, estadísticas sin rostro.

Por si el pastel necesitara más cerezas, la ciudad sigue lidiando con sus males crónicos. La extorsión, ese cáncer que no respeta fronteras, repuntó en julio con siete casos reportados. Siete no suena a mucho, pero en una ciudad donde los negocios enfrentan clausuras por falta de permisos y los gasolineros denuncian extorsión oficial, cada caso es un recordatorio de que la seguridad es un sueño lejano.

La Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) promete operativos, pero con 120 agentes dados de baja este año, uno se pregunta si tienen personal para patrullar o solo para hacer comunicados.

Y luego está el tráfico: según recientes estadísticas, los juarenses pierden 18 horas al mes atascados en el caos vial. Entre los vialetones que no funcionan, las ruteras kamikazes y las obras eternas de la JMAS, circular en Juárez es como jugar ruleta rusa con el volante. Pero, tranquilos, que el municipio está ocupado planeando el Grito más lujoso de la historia. ¿Prioridades? Esas, al parecer, se perdieron en el mismo cajón donde Pérez Cuéllar guarda su memoria de diputado federal.

Juárez, hoy nos das un retrato claro: un alcalde que paga deudas, pero olvida su complicidad en crearlas; que organiza fiestas de lujo, pero ignora los gritos de auxilio de su gente; que promete seguridad, pero no puede frenar ni las extorsiones ni ordenar el tráfico. La incongruencia de Pérez Cuéllar es un espejo de lo que esta ciudad no necesita: más shows, menos soluciones. Mientras los ciudadanos gastan horas en el tráfico y dinero en engomados, el edil planea su próxima foto. ¿Hasta cuándo, Juárez, seguiremos aplaudiendo a los que nos fallan?

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