¡Ya estamos hartos!
Hartos de que cada regreso a clases, la ciudad colapse como si fuera la primera vez. Hartos del caos vial, del egoísmo al volante, del desorden en las calles, de la histeria colectiva disfrazada de rutina escolar. Hartos de una sociedad que no aprende, no respeta y no piensa en los demás, conductores que se creen con derecho a todo porque “van tarde” y padres que estacionan donde se les da la gana como si las calles fueran de ellos.
¡Ya estamos hartos!
Vivimos en comunidad, pero actuamos como si cada quien estuviera solo en su mundo. Y cuando el tráfico se vuelve insoportable, cuando los tiempos no alcanzan, cuando los niños entran corriendo porque van tarde… la culpa siempre es de otro.
Ya estamos hartos del “solo son cinco minutos”, del “es por mis hijos”, del “yo también tengo prisa”, de una sociedad que exige respeto pero no lo practica; que pide orden pero no coopera; que se queja de todo pero no cambia nada.
¡Ya estamos hartos!
El regreso a clases no debería ser sinónimo de estrés colectivo. No debería sentirse como un castigo, pero cada regreso a clases usamos el mismo guion: gritos, carreras, choques, caos. Y lo peor los niños están aprendiendo que así es la vida. Que ser imprudente, violento o egoísta es parte del ser adulto.
¡Ya estamos hartos!