La designación de César Komada al frente del Comité Directivo Municipal del PAN no es un triunfo político ni un movimiento estratégico de largo alcance, sino un amortiguador de tensiones. Más que un proyecto de liderazgo, se trató de un mecanismo de contención para evitar que la guerra entre facciones estallara y dejara al partido exhibido en plena pugna interna. La llegada del subsecretario de Movilidad responde a la urgencia de evitar un boquete de división.
En ediciones pasadas la Gata Mora sostuvo que si bien el paso de Komaba por la SSPE podría ser cuestionable, no así su capacidad de mediador en situaciones muy complejas y la capacidad por ende de aguantar catorrazos, tanto internos, públicos y mediatos.
El tablero estaba ya cargado de intereses. Desde Desarrollo Humano, Rafael Loera buscaba colocar a Félix Martínez; el alcalde Marco Bonilla impulsaba a Rene Rascón, mientras que en el Congreso, figuras como Nancy “la China” Frías y Alfredo Chávez se alineaban con Pamela Montes y Daniel Terrazas. Tres centros de poder —Estado, Municipio y Congreso—, todos con sus cartas sobre la mesa, dispuestos a medir fuerzas en un choque inevitable. No se trataba de unidad, sino de sobrevivencia.
En este escenario, Komaba aparece como figura de concenso. Su perfil discreto, sin buscar estridencias y reflectores, fue funcional para que tanto la Gobernadora, Maru Campos como el Alcalde, Marco Bonilla llevaran el proceso sin ningún tipo de mal entendidos. La consigna fue clara, evitar que el pleito escalara a la opinión pública. Un dirigente transitorio para ganar tiempo, no para consolidar proyecto personal.
Ahora se entiende que todos los que aspiraban a colocar a sus afiles, deberán colocarse ellos mismos a un costado de la figura de Komaba, a quien el tiempo parece que le hace revolución.
-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+
El informe sin cambios… por ahora
Como cada septiembre, tras los informes de gobierno, comienza la danza de rumores sobre posibles movimientos en los gabinetes, básicamente se convirtió en una tradición desde el Gobierno de Patricio Martinez.
Sin embargo, en el caso del Ayuntamiento capitalino, la lectura es otra, no habrá cambios inmediatos. La decisión no es menor, y más que un asunto administrativo, responde a estrategia política.
Modificar el equipo en este momento sería interpretado como un signo de debilitamiento, justo cuando el presidente municipal Marco Bonilla busca proyectar fortaleza y estabilidad hacia afuera.
Los ajustes, si es que los hay, vendrán hasta septiembre del próximo año, cuando inicie la reconfiguración natural rumbo a las elecciones del 2027. Quienes aspiren a cargos públicos saldrán del gabinete o a puestos partidistas, y en su lugar entrarán mandos operativos que garanticen continuidad en la administración.
El mensaje es doble, primero, hacia el exterior, no hay fisuras, la estructura permanece sólida. segundo, las verdaderas fichas se moverán hasta el próximo septiembre, cuando la maquinaria electoral lo exija.
Esto, sin embargo, no significa que los directores y directoras estén blindados. Al contrario a algunos de primer y segundo nivel les pueden dar las gracias desde antes, cada área está bajo evaluación constante.
La permanencia en sus cargos dependerá de resultados, pero también de su utilidad dentro de un tablero político que empieza a acomodarse con miras a una elección todavía lejana, pero ya en preparación.
En resumen, tras el informe del jueves, todo seguirá igual en la superficie.
-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-
En Chihuahua, las alertas vuelven a encenderse dentro del Instituto Mexicano del Seguro Social. Un grupo de mujeres, madres en su mayoría, ha comenzado a organizarse para denunciar un patrón de negligencias e iatrogenias en el Hospital de Ginecobstetricia, donde se señalan abusos, burlas y omisiones graves que han derivado en la muerte de bebés y en riesgos mortales para las propias madres.
Los testimonios en redes sociales describen un escenario alarmante: médicos insensibles, protocolos ignorados y un trato deshumanizado en áreas críticas. Y aunque la delegación estatal responde con revisiones y discursos de eficiencia, la realidad muestra un sistema incapaz de romper un círculo vicioso de deficiencias que vuelve a estallar cada cierto tiempo.
Este movimiento de madres no es un episodio aislado, sino una reacción histórica frente a la indiferencia burocrática. Si el IMSS no escucha ahora, corre el riesgo no solo de prolongar un problema estructural, sino de profundizar la crisis de credibilidad de una institución que ya no puede darse el lujo de fallar más.