¡Ya estamos hartos!
En Chihuahua, la corrupción vial no es un mito urbano, es una realidad cotidiana que se resiste a morir. Una reciente encuesta revela que, aunque el 51% de los ciudadanos afirma pagar su multa de manera legal, el 37% admite sin rodeos que prefiere “arreglar” su situación con la tradicional mordida.
¡Ya estamos hartos!
De que la corrupción se disfrace de costumbre. De la complicidad disfrazada de “practicidad”. Hartos de que, frente a una falta, todavía hay quien dice que lo más fácil es sacar un billete y extenderlo al oficial. Esta no es una cuestión de rapidez o de evitar trámites: es una cuestión de principios.
Porque cada mordida que se paga no solo perpetúa un sistema podrido, sino que refuerza la impunidad, deforma nuestra idea de justicia y pone en jaque cualquier intento de cambio.
¡Ya estamos hartos!
Este fenómeno no es culpa exclusiva del ciudadano ni del policía. Es el reflejo de un sistema que ha normalizado la corrupción a niveles de rutina, donde la infracción no se resuelve con responsabilidad, sino con billetes doblados discretamente.
No basta con saber que existe, hay que tener el valor de no participar en ella. Porque el verdadero cambio comienza en el momento en que uno decide no pagar por debajo de la mesa.
¡Ya estamos hartos!
