✨Lo que brilla en tres colores son los semáforos de Chihuahua capital, que presumimos de ser “civilizada” porque depende de los semáforos para seguir respirando. Pero basta que uno falle para que todo se convierta en una jungla donde cada conductor quiere ser el rey de la selva y pasar primero.
👃Lo que huele es que, cuando se apagan los semáforos, también se apagan los sensores de prudencia, responsabilidad y madurez. De pronto, los ciudadanos vuelven a ser niños jugando a los carritos chocones… solo que aquí los choques no son de juguete.
🤢Lo que apesta es que la autoridad, en lugar de resolver el “nuevo” problema, prefiere dejar que la ciudad se desangre antes de soltar un peso. Cuidan el dinero público como si fuera de su cartera, y para qué usarlo, si —según ellos— la ciudadanía puede vivir en una ciudad “educada” que sobrevive con cruceros de doble alto de “uno y uno”.



