El oro manchado por la deuda
En San Francisco del Oro, el exalcalde A.H.L. fue inhabilitado un año por contratar un crédito de 5.7 millones sin autorización del Congreso y con condiciones abusivas que hundieron las finanzas municipales.
La Auditoría Superior del Estado reveló que el dinero se destinó a gasto corriente, no a inversión productiva, violando la ley y comprometiendo al municipio más allá de su gestión.
Un año de castigo luce poco frente al daño causado. La deuda sigue, el pueblo paga y el político solo queda fuera del cargo temporalmente. En Chihuahua, lo que brilla no es el oro, es la corrupción.
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El doble castigo del IMSS
La tragedia del sistema de salud mexicano se resume en una paradoja cruel: el IMSS no tiene medicamentos, pero exige a los derechohabientes que cumplan como si los hubiera.
Nada más lea lo que pasó en la clínica de Ávalos, los estantes vacíos. No hay medicamentos controlados, no hay abasto, no hay respuesta. Sin embargo, cuando una madre lleva a su hijo al psicólogo y reconoce que no ha podido darle la medicina prescrita —porque simplemente no existe en la farmacia del IMSS—, la amenazan con meterla presa por omisión de cuidados.
¿Dónde está la omisión? ¿En la madre que se topa con un sistema colapsado o en la institución que no cumple con la obligación básica de garantizar los insumos? El verdadero responsable no es quien hace fila con impotencia, sino quien administra clínicas fantasmas donde lo único seguro es el maltrato.
El IMSS sigue condenando a las familias a una pesadilla: no hay medicinas, no hay trato digno y, para colmo, criminalizan a los pacientes. En Chihuahua y en todo el país, la salud pública dejó de ser un derecho y se volvió un viacrucis.
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Camiones nuevos, vicios viejos
En Chihuahua se presume la llegada de camiones nuevos como si fueran la solución mágica al caos del transporte público. Pintura brillante, unidades modernas y discursos oficiales que hablan de “avance”. Pero en la calle la realidad es otra, los camiones siguen sin pasar a tiempo, las rutas por decisión del chofer se cortan más temprano y el famoso pulpo camionero sigue dictando las reglas como si fuera dueño de la ciudad.
¿De qué sirven unidades recién estrenadas si mantienen las mismas prácticas abusivas? La modernización no se mide en llantas nuevas, sino en un servicio eficiente, seguro y respetuoso para los usuarios. Mientras tanto, madres de familia, trabajadores y estudiantes siguen condenados a esperar bajo el sol o caminar kilómetros porque la ruta decidió terminar antes de lo anunciado.
El problema no es de camiones, es de control. El pulpo camionero hace lo que quiere porque no hay autoridad que ponga orden. Y así, la ciudadanía sigue pagando con su tiempo, su dinero y su dignidad un transporte público que presume modernidad, pero a veces es todo lo contrario.