El presidente Donald Trump ordenó el envío de 300 soldados de la Guardia Nacional a Chicago como parte de un operativo migratorio masivo llamado Midway Blitz. La acción federal, que calificó a la ciudad como una “zona de guerra”, ha generado terror entre los migrantes, especialmente latinos, quienes se sienten perseguidos como delincuentes.
En medio de estas operaciones, una mujer estadounidense recibió un disparo durante una protesta frente a un centro de detención, en el que es el segundo caso de civiles heridos por agentes en estas redadas. La gravedad de la situación se acentúa porque la mayoría de los arrestos ya no los realiza ICE, sino la Guardia Nacional.
El operativo ha tenido un fuerte impacto en las familias. Migrantes como Berenice Andrade, madre mexicana, relatan que sus hijos tienen miedo de salir o ir a la escuela por temor a que sus padres sean detenidos. Ante esto, las escuelas han tenido que instruir a los niños sobre cómo actuar si migración ingresa al plantel, incluso recomendando que “se vuelvan mudos” si son interrogados.
Organizaciones pro derechos de migrantes y grupos religiosos se han unido para proteger a la comunidad latina. Sin embargo, algunos migrantes se encuentran en tal desesperación que consideran regresar a México, a pesar de haber huido de situaciones inseguras en su país de origen.
