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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
10 de octubre 2025

Sube el Bowí… y la paciencia se acaba / Le llueve… y sin paraguas / Ciudad sin correa

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Sube el Bowí… y la paciencia se acaba

En Chihuahua, el camión no llega… pero el aumento sí. Desde este fin de semana, el pasaje del Bowí subió a 12 pesos. El gobierno dice que ahora sí hay unidades nuevas, con GPS, cámaras y aire de modernidad. Pero la gente no pedía un “transporte inteligente”, pedía uno que pasara antes de que oscurezca.

Porque la verdadera tragedia no está en los dos pesos extra, sino en venderlo como “mejora”. La gente se cansa de esperar (en el frío, bajo el sol o en medio de la nada) un camión que simplemente no pasa. Se cansa de que las rutas desaparezcan antes que la luz del día.

Los funcionarios hablan de modernización, pero nadie puede modernizar un servicio que no cumple lo básico: llegar a tiempo y llegar hasta el final. Lo demás (el GPS, las cámaras, las pantallas) parecen los pretextos perfectos para justificar un golpe más al bolsillo.

En Chihuahua no se pide lujo, se pide respeto. Pero ese respeto se perdió cuando las mismas autoridades que deberían vigilar las pasadas y los horarios se hicieron cómplices del retraso, volteando la mirada mientras los choferes hacen y deshacen las rutas a su antojo.

Cada incremento que llega sin que nadie exija resultados no es una tarifa: es una estafa coordinada. Un acuerdo silencioso entre los que deberían poner orden y los que aprendieron que, en esta ciudad, siempre se puede llegar tarde… mientras alguien más paga el pasaje.

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Le llueve… y sin paraguas

A Cruz Pérez Cuéllar le llueve sobre mojado. Este fin de semana no dio una: un muerto en el Biker Fest, un incendio en el Wine Fest, y una ciudad que parece vivir en simulacro permanente.

En Juárez, los eventos oficiales se apagan con comunicados y se encienden con pirotecnia fuera de control. No hay Protección Civil, pero sí fotos; no hay planeación, pero sobran discursos. Y mientras el alcalde presume festivales, los juarenses cuentan tragedias.

Lo del Biker Fest dejó claro que la seguridad no se garantiza con vallas ni luces, y lo del Wine Fest, pudo traer mayores consecuencias ni que ni el vino alcanzaría para apagar la irresponsabilidad. Dos escenarios, un mismo guion: desorden, improvisación y autoridades más preocupadas por el show que por el saldo.

A Cruz, literalmente, le arde el fin de semana. Y aunque intente tapar el fuego con declaraciones, lo cierto es que la buena gente de Juárez sigue pagando los errores… con humo, caos y sangre.

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Ciudad sin correa

En Chihuahua ya no son solo los perros los que andan sueltos. Es también la irresponsabilidad.
Cada día son más los animales que deambulan por las calles (hambrientos, enfermos o heridos), convertidos en un riesgo para la gente y en reflejo de una sociedad que no sabe ni quiere mirar.

Porque aquí no hay protocolo, hay abandono. Cuando un perro atropellado agoniza en plena vía pública, nadie sabe a quién llamar. Solo hay silencio, reportes que se pierden y un cuerpo que termina siendo parte del paisaje.

Las calles se están llenando de animales que no eligieron vivir así, y la ciudadanía se llena de indiferencia. Chihuahua necesita reglas, pero sobre todo, humanidad. Porque cuando una ciudad no puede cuidar ni a sus animales, es señal de que tampoco sabe cuidar a su gente.

Y los que sí tienen dueño, muchas veces están peor. Mascotas enfermas, sin atención médica, sin alimentos, amarradas día y noche bajo el sol o entre la basura, mientras los “propietarios” presumen amor por los animales en redes sociales. Es la hipocresía con correa corta y conciencia larga.

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