Lo que brilla son los sellos de advertencia en productos azucarados, llenos de sodio o colorantes, que gritan: “Consumo tóxico” o “Contenido monstruoso”. Pero, según la lógica mexicana, eso significa: “¡Extra delicioso! ¡Consume más!”
Lo que huele es que, entre tantas injusticias en el país, lo que más duela sean los impuestos a productos como cigarros, refrescos u otros azucarados, más que la desaparición de personas o la corrupción.
Lo que apesta es que, sin importar el tema, la resignación inunde a la ciudadanía, y al final las llamas de las protestas se apaguen… y la transformación llegue sólo para destrozar los bolsillos y las voluntades.