Lo que brilla es que, cuando se comete un delito, la única acción que podamos tomar sea levantar una denuncia, siendo ese el único camino legal —
eliminando las otras opciones menos civilizadas— para conseguir justicia en nuestro país.
Lo que huele es cuando pasan meses y la denuncia sigue ahí, como una decoración más en un sistema que no solo falla, sino que solo sirve para generar montones de papeles que eventualmente terminan en la basura. ¿Qué poco ecológico, no?
Lo que apesta es darnos cuenta de los casos más escandalosos, como el de tener 37 denuncias en su contra, como Adán Augusto, y alegar públicamente que eso no significa nada, porque en México no pasa nada… Comentarios que, de alguna manera, terminan minimizando nuestro sistema de justicia, dañando su imagen y dejándolo como el Chapulín Colorado: quien aparece…
…para dar risa y nada más.
