La conciencia empieza en casa
La compasión no se aprende en los tribunales ni en los congresos, se aprende en casa. Los resultados de nuestra más reciente encuesta muestran que el 70% de los chihuahuenses exige castigos más severos para quienes maltratan animales, pero la verdadera transformación comienza mucho antes de que una ley entre en vigor, empieza en el hogar, en la forma en que tratamos a quienes dependen de nosotros y en los valores que enseñamos a los niños.
Hablar de maltrato animal no es solo hablar de delitos; es hablar de conciencia. Educar para respetar la vida, para cuidar al perro del vecino, al gato callejero o al pájaro que busca refugio del sol, es un acto de humanidad. Las sanciones pueden frenar el daño, pero solo la empatĂa puede evitarlo.
Por eso, el cambio no lo hará una reforma, lo haremos nosotros. En cada familia que enseña a sus hijos a cuidar y no golpear, en cada ciudadano que denuncia un acto de crueldad, en cada comunidad que protege a sus animales. Ahà empieza el Chihuahua que queremos, un Estado donde la justicia no solo castigue, sino que nazca del corazón y de la conciencia de cada hogar.
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A ver si es cierto
A ver si es cierto que ahora sà les importa trabajar y no solo “pasar lista”. Después del bochorno de Cuauhtémoc Blanco conectándose cinco segundos a la Comisión de Presupuesto,
A ver si es cierto que esta vez sà les alcanza la vergüenza. Que los discursos de compromiso no se queden en la foto, ni en el “me conecté tantito” para cumplir con el expediente porque estoy malito del corazón.
A ver si es cierto que ahora sĂ entienden que la polĂtica no se trata de aparecer, sino de estar. Porque ya es costumbre ver cĂłmo los mismos que exigen respeto y presencia ciudadana son los primeros en desaparecer cuando toca trabajar. Se llenan la boca hablando de responsabilidad, pero cuando llega la hora de rendir cuentas, se conectan y luego desconectan, literal y moralmente.
A ver si es cierto que esta vez cumplirán sin pretextos, sin pantallas apagadas ni excusas recitadas. Que entienden que representar a un paĂs no es un trámite, ni una señal de Wi-Fi, ni una simulaciĂłn.
A ver si es cierto que no solo buscan el aplauso, sino el deber cumplido. Que la polĂtica deje de ser selfie y vuelva a ser servicio. Porque el paĂs ya no necesita diputados que “se conecten cinco segundos”, sino representantes que se mantengan presentes, aunque nadie los estĂ© mirando.
A ver si es cierto.
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Aguantarnos… por el bien de todos
SĂ, habrá polvo, tráfico, vueltas más largas y paciencia puesta a prueba. Pero asĂ es el precio del progreso. La construcciĂłn del paso superior en la carretera Chihuahua–Aldama y avenida Fuerza AĂ©rea sin duda traerá molestias, nadie lo niega, aunque bastarĂa voltear a ver todas las demás obras que hoy disfrutamos para entender que, en su momento, tambiĂ©n fueron un dolor de cabeza.
Las obras viales son como las inyecciones, nadie las quiere, pero todos necesitamos sus efectos. Hoy, el Gobierno Municipal inicia una de las obras más ambiciosas de la administración de Marco Bonilla, que transformará la movilidad del oriente de la ciudad, reducirá el tráfico y dará la bienvenida a quienes llegan desde el aeropuerto.
El Alcalde lo dijo, las molestias serán temporales, pero los beneficios, permanentes. Y tiene razón. Cada puente, cada paso elevado, cada vialidad que hoy transitamos sin pensar, alguna vez fue motivo de quejas, embotellamientos y mal humor. Pero el tiempo pone las cosas en perspectiva, las obras se terminan, el polvo se asienta y los ciudadanos terminamos agradeciendo lo que en su momento maldecimos.
AsĂ que, mientras duren las máquinas, los cierres y los desvĂos, no queda de otra, aguantarnos. Porque si algo ha demostrado Chihuahua, es que el desarrollo tambiĂ©n se construye con paciencia, confianza y un poco de tolerancia al caos temporal.
Y claro… sobre el tema que, si la obra costara tantos millones y debió costar quién sabe qué tantos millones, ya lo veremos y lo analizaremos en otra entrega de La Gata Mora.



