Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
26 de noviembre 2025

Cuando la realidad estorba, buscan culpables “cómodos” | Criminalizar al campo, otra versión | El campo no vive de mítines

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Cuando la realidad estorba, buscan culpables “cómodos”

Los cierres de carreteras en distintos estados del país por parte de transportistas y agricultores no surgieron de la nada ni obedecen a una conspiración política. Son la expresión clara de un hartazgo acumulado; tarifas insostenibles, inseguridad en las rutas, cargas fiscales desmedidas, burocracia que no resuelve nada y un campo que se siente abandonado.
Todo eso, y más, está detrás de los bloqueos que hoy afectan al país.

Pero en lugar de reconocer la gravedad del problema, la Secretaría de Gobierno decidió tomar el camino más fácil, desestimar los movimientos y culpar, a quien cree?; le atinó, al PRI y al PAN.

Porque así funciona el manual, cuando la protesta incomoda, cuando la inconformidad es masiva, cuando el enojo ya no cabe en las casetas ni en los brechas, entonces debe existir un enemigo externo, uno útil, uno conocido.
¿Diálogo? ¿Reconocimiento? ¿Autocrítica? No, para qué, es más fácil decir que los culpables son los de siempre.

Lo que no entiende o no quiere entender la Secretaría es que ningún partido político, (salvo el que está en el poder) tiene la capacidad de movilizar simultáneamente a miles de transportistas, jornaleros, productores y agricultores en distintos estados del país.
Este movimiento no nació en un comité municipal ni en un cuarto de guerra; nació en la vida real, donde el diesel sube, los insumos se encarecen, los caminos están destrozados y la inseguridad hace que cada ruta sea una ruleta rusa.

Culpar a otros es una salida cómoda, pero peligrosa.
Porque mientras la autoridad se entretiene buscando responsables imaginarios, los problemas reales siguen ahí, creciendo, reventando, llenando carreteras y vaciando la paciencia de quienes las transitan.

Los agricultores y transportistas no piden discursos; piden soluciones.
Y mientras la Secretaría de Gobierno siga viendo fantasmas donde hay ciudadanos de carne y hueso, la inconformidad seguirá avanzando y las carreteras seguirán hablando por sí solas.

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Criminalizar al campo, otra versión

Mientras los transportistas y agricultores bloquean carreteras para exigir lo que el gobierno no ha querido escuchar, la respuesta oficial vuelve a caer en el mismo disco rayado, criminalizar, minimizar, acusar.

Porque, según la autoridad, estos movimientos alteran el orden, ponen en riesgo la seguridad y hasta obedecen a intereses políticos.
Traducción: cuando el enojo del campo llega a las carreteras, es más fácil pintarlos como delincuentes que aceptar que están peleando por sobrevivir.

Pero escuchemos lo que ellos mismos están diciendo,
esto no es un capricho local, es una manifestación nacional en defensa del campo y del transporte, dos sectores que hoy sienten que trabajan más para el gobierno que para sus propias familias.

No están pidiendo privilegios. Están pidiendo lo básico:
• Reglas claras.
• Costos justos.
• Seguridad real.
• Respeto a su trabajo.
• Un trato digno por parte de quienes toman decisiones desde un escritorio.

  • y que ya no los asalten ni los maten en las carreteras de México.

Sin embargo, la autoridad insiste en colocarlos del lado equivocado de la ley, etiquetándolos como provocadores, revoltosos o “manipulados”.

Criminalizarlos es muy conveniente, desvía la atención, genera miedo y evita que la ciudadanía entienda lo que hay realmente detrás del enojo.

Pero la realidad es otra:
Los que hoy bloquean carreteras son los mismos que siembran los alimentos que llegan a la mesa, los mismos que transportan los productos que mueven la economía, los mismos que sostienen al país sin pedir aplausos.

Llamarlos criminales no sólo es injusto, es una provocación.
Una forma de apagar protestas con etiquetas en vez de resolver problemas con soluciones.
Esta es una manifestación nacional que exige respeto, diálogo y ser escuchada.
Y si el gobierno insiste en criminalizar o minimizar, como grupos que obedecen a intereses políticos, a quienes producen y transportan lo que México consume, el conflicto no disminuirá… crecerá. Porque el campo, cuando se cansa, también sabe hacerse escuchar.

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El campo no vive de mítines

Difícilmente un agricultor o un transportista tiene tiempo para andar siguiendo políticos o participando en mítines. Su realidad es otra, si no trabajan, no comen.
Por eso resulta absurdo que la autoridad insista en que estos movimientos están “manipulados” u “orquestados” por partidos.

Quien siembra, riega, cosecha o maneja un tráiler de madrugada no está pensando en agendas electorales. Está pensando en sacar la chamba y en sostener a su familia.

Los bloqueos no nacen de la política, nacen de la necesidad. Y mientras el gobierno siga culpando a terceros en lugar de escuchar a quienes producen y transportan lo que el país consume, el problema no hará más que crecer.

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