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Heroica ciudad de Chihuahua, Chih. México
6 de diciembre 2025

El aumento que presume la presidenta… y pagan los empresarios | 2026: el año que ya preocupa al sector productivo | Bloqueos: la señal de alerta que puede paralizar a Chihuahua | Un 2026 que empieza a inquietar a todos

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El aumento al salario mínimo… que no paga la presidenta

El Gobierno federal anunció con bombo y platillo que para 2026 el salario mínimo aumentará 13 por ciento, de 278.80 a 315.04 pesos diarios. Un incremento que, según la narrativa oficial, acerca al país a esa meta de que el ingreso mínimo alcance para comprar 2.5 canastas básicas, una promesa repetida rumbo al 2030.

Pero en medio del aplauso fácil y el discurso triunfalista, hay una verdad que no se debe maquillar, la presidenta no paga un solo peso de este aumento. Quien realmente absorberá el impacto son los empresarios, los comercios, las pequeñas y medianas empresas, los productores y todo aquel que mantiene una nómina viva en este país.

Porque el incremento al salario mínimo no sale del presupuesto federal, ni se descuenta del gasto público, ni implica que el Gobierno ajuste su operación. Sale de los bolsillos del sector productivo, ese que año tras año enfrenta aumentos obligatorios, nuevas reglas, nuevas cargas y cero incentivos reales para compensar los costos.

El gobierno presume que el salario mínimo ahora alcanza para 1.7 canastas básicas y que rumbo a 2030 quieren llegar a 2.5. Suena bien, sí. Pero lo que no se dice es que cada peso añadido implica un reajuste completo en miles de negocios, desde reestructurar turnos y escalar costos, hasta incrementar precios para sobrevivir, lo que finalmente alimenta la inflación que el mismo gobierno critica.

Los trabajadores merecen mejores ingresos, nadie lo cuestiona. México tenía un rezago histórico y era necesario un ajuste. Lo que se cuestiona es que el Gobierno se cuelgue la medalla mientras otros pagan la factura.

Una política salarial seria debería venir acompañada de incentivos fiscales, apoyos para pequeñas empresas, reducción de cargas o al menos una estrategia que equilibre el impacto. Pero no, el anuncio se queda en la narrativa de que “el gobierno está ayudando al trabajador”, cuando en realidad el costo lo absorbe el patrón, y el aplauso se lo lleva el Gobierno.

En resumen:
El aumento puede ser justo.
Puede ser necesario.
Incluso puede ser positivo a largo plazo.
Pero lo que sí es claro es que quien saca la cartera no es la presidenta, son los empresarios, otra vez.

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2026 NO PINTA NADA BIEN

Si algo dejó claro el Consejo Coordinador Empresarial de Chihuahua es que 2026 no pinta nada bien para el sector productivo. Los empresarios lo dijeron sin rodeos, NO es viable aumentar el Impuesto Sobre Nómina. Y no es un capricho, es una advertencia que debería encender focos rojos en todos los niveles de gobierno.

Las mipymes, que representan el corazón del empleo en Chihuahua, ya vienen arrastrando nuevas obligaciones laborales, incrementos regulatorios, un entorno económico incierto, costos operativos al alza y a lo anterior, súmele el incremento al Salario mínimo anunciado ayer. Otro golpe fiscal no solo resultaría injusto, sería insostenible.

Cuando los empresarios hablan de “riesgo para empleos y competitividad”, no están exagerando, están describiendo con precisión lo que podría convertirse en la tormenta perfecta, más cargas impositivas, menos margen de operación, menor capacidad para invertir y, en el peor escenario, pérdida de puestos de trabajo.

Si 2025 ya fue un año pesado, 2026 amenaza con ser un año cuesta arriba. Porque mientras se presume crecimiento desde el discurso, los que están en la trinchera económica saben bien que cada nuevo peso de carga puede ser el peso que quiebre a un negocio.

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LO QUE VIENE SI LOS BLOQUEOS SE MULTIPLICAN

Los bloqueos carreteros en Chihuahua ya dieron una primera señal de lo que podría convertirse en un escenario mucho más grave si la crisis por la reforma a la Ley de Aguas sigue escalando, el estado comenzara a paralizarse.

Los cierres recientes no solo detuvieron mercancías; rompieron la columna vertebral de la logística diaria. Inventarios detenidos, entregas retrasadas, alimentos atorados en carretera, insumos industriales varados en puntos clave. Cada minuto perdido se transforma en pesos que no regresan.
Y si esta fue apenas una probadita, ¿¿¿qué puede pasar si los bloqueos aumentan o se endurecen???

Las pérdidas nacionales podrían alcanzar miles de millones de pesos. Y ese rango no es un pronóstico alarmista, es una fotografía del tamaño del riesgo para un país cuya economía depende de la distribución inmediata.

Lo que está en juego no es solo el transporte; es la estabilidad del comercio local, la capacidad de producción, el abasto en tiendas, la operación de pequeñas empresas que viven al día y que no pueden absorber semanas o incluso días de interrupción.

Si los bloqueos se multiplican, el curso de las cosas puede tomar caminos serios:
• Escasez temporal en productos de alta rotación.
• Aumento de precios por falta de inventario.
• Pérdida de empleos en negocios que no soporten la caída en ventas.
• Quiebra de comercios familiares que apenas sobreviven con márgenes mínimos.
• Tensión social creciente, porque el ciudadano común siempre paga la factura final.

El llamado del organismo empresarial es claro; reforzar el consumo local para amortiguar el golpe. Pero eso solo será un paliativo si la crisis por los bloqueos escala.
Hoy el mensaje es uno, los bloqueos no solo son un gesto de protesta; son una señal de alerta sobre lo que puede pasar si el conflicto por el agua se enreda aún más.
Y si esa cuerda sigue tensándose, será la economía de Chihuahua, la del todo el país y sus familias, la que terminará pagando el costo más alto.

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UN 2026 QUE EMPIEZA A INQUIETAR

El panorama para 2026 comienza a dibujarse con demasiadas señales de alerta, un nuevo incremento al salario mínimo que recaerá directamente en las empresas, bloqueos carreteros que ya demostraron su capacidad de frenar la economía, la inminente reducción de la jornada laboral a 40 horas que exigirá reestructurar costos y plantillas, y ahora los posibles incrementos de impuestos estatales.

Cada una de estas medidas, por separado, ya representa presión.
Todas juntas, al mismo tiempo, son una combinación que inquieta.

El sector productivo sostiene al empleo en Chihuahua y en el país, pero la cuerda se está estirando demasiado. Si los gobiernos no equilibran su afán recaudatorio con la realidad de quienes generan riqueza, el año 2026 puede convertirse en un año de ralentización económica, cierres de negocios y pérdida de competitividad.

La advertencia está ahí.
O se replantea el rumbo, o el próximo año podría traer un escenario que nadie querrá enfrentar.

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