Horas después de asumir como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ordenó el cierre de la versión en español de la página web de la Casa Blanca y la eliminación de cuentas en redes sociales que ofrecían contenido en ese idioma. Esta medida, que refleja las prioridades comunicativas de su administración, ha generado polémica entre la comunidad hispana, especialmente en un país con más de 57 millones de hablantes de español.
El cierre de la página web en español, que ya había sido desactivada durante el primer mandato de Trump en 2017 y reinstaurada por Joe Biden en 2021, coincide con las primeras acciones ejecutivas del nuevo presidente, marcadas por políticas migratorias restrictivas. La decisión plantea dudas sobre cómo el gobierno comunicará sus políticas a una de las comunidades más grandes e influyentes del país, en especial considerando que Estados Unidos es el segundo país con más hablantes de español en el mundo, según un informe reciente.
El español, una lengua que trasciende barreras culturales y económicas, juega un papel crucial en la política y los negocios en Estados Unidos. Esta eliminación de recursos en español podría ser vista como un distanciamiento de la administración hacia una comunidad que ha ganado peso político y económico en las últimas décadas.
La decisión de Trump ha avivado el debate sobre el papel del idioma en la comunicación gubernamental y el impacto que estas medidas pueden tener en la representación y participación de los hispanohablantes en la sociedad estadounidense.
