H. Cd. de Chihuahua.- La tragedia en el centro de Texas cobró nuevas dimensiones este sábado, luego de que la cifra de muertos por las devastadoras inundaciones al norte de San Antonio se elevara de 24 a 52 fallecidos en menos de 24 horas. Entre los desaparecidos hay 27 niñas del campamento cristiano de verano Camp Mystic, destruido por la crecida del Río Guadalupe.
El Condado de Kerr, en la región montañosa de Hill Country, ha sido el más afectado con 43 víctimas fatales, incluidos al menos 15 menores de edad. Entre ellos se confirmó la muerte de dos niñas que se encontraban en Camp Mystic, donde pernoctaban más de 750 menores al momento del desastre.
La tragedia se desencadenó cuando, en solo unas horas, cayó el equivalente a cuatro meses de lluvia. Esto provocó que el nivel del Río Guadalupe subiera más de ocho metros, generando un “muro de agua” que arrasó durante la madrugada del viernes viviendas, vehículos y zonas de campamento. Hill Country, conocido por sus paisajes naturales y ríos serenos, se convirtió en un escenario de caos y destrucción.
Los equipos de rescate desplegados por autoridades estatales y federales han logrado salvar a más de 800 personas atrapadas, entre ellas dos jóvenes mexicanas identificadas como María Paula Zárate y Silvana Garza, quienes se encontraban en el campamento afectado.
Pese al paso de las horas, las autoridades han insistido en que la búsqueda de desaparecidos continúa sin descanso. “No nos detendremos hasta encontrar a todas las niñas”, afirmó el gobernador de Texas, Greg Abbott, quien se trasladó a la zona para coordinar esfuerzos de emergencia y brindar apoyo a las familias afectadas.
En México, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó que el personal del Consulado en San Antonio ha iniciado recorridos para identificar y asistir a ciudadanos mexicanos que pudieran estar involucrados en la tragedia.
Los pronósticos meteorológicos indican que las condiciones podrían mejorar en las próximas horas, pero los socorristas advierten que el terreno sigue inestable y el nivel del agua representa un riesgo para las tareas de búsqueda.
Mientras tanto, padres de familia, autoridades y voluntarios mantienen la esperanza de hallar con vida a las niñas desaparecidas, en medio de una de las peores catástrofes naturales que ha vivido la región en los últimos años.
